Venezuela a la africana
Pudimos leer por estos días el resultado de una evaluación que periódicamente se hace a todos los países en relación a su grado de desarrollo y prosperidad. Cierra con uno de esos gráficos excelentes donde se muestra al mapa de todo el planeta indicando en azul las naciones de buen desarrollo y en rojo a las que se están comiendo un cable.
Estados unidos, Canadá, toda Europa incluyendo la enorme península de Noruega, Suecia y Finlandia muestran orgullosos su color azul, sin embargo, casi todos los países africanos y varios al sur de Rusia muestran su desafortunado rojo.
De este otro lado del mapa la única nación que se muestra en rojo es Venezuela, imposible de no ver, cual mosca en mantel blanco. No perderé el tiempo repitiendo que esto es inexplicable teniendo Venezuela tantos recursos, lo que si repetiré es que los recursos no sirven a menos que se pongan donde son útiles. Un barril de petróleo no vale nada enterrado tres kilómetros bajo el suelo, así que quitémonos las ínfulas de ser el país con mayores reservas de petróleo, somos el país donde habrá que gastar más dinero para sacar el hidrocarburo.
Lo cierto es que la transformación de Venezuela desde un país modesto, rural y lleno de paludismo a una nación de grandes edificios y autopistas no fue gracias petróleo, sino gracias a que unas empresas privadas internacionales lo sacaron y pagaron regalías e impuestos, eso es lo que debemos repetir. Abrirle los brazos a empresas que saben para que se instalen en el país y saquen petróleo y produzcan cuanta vaina se comercie. China le abrió las patas a la inversión extranjera y no le ha ido mal. La recuperación del país no está en las manos de un gobierno arruinado. Está en empresas y empresarios con ganas de hacer cosas y a esos son los que debemos atraer.
Lo haremos.