Venezuela y su anti-liderazgo
Venezuela, una nación que, desde El Tratado de Coche de 1863, se alejó de guerras; que por fortuna estuvo también al margen de desastres naturales; amante de la paz y la libertad; que se mantuvo lejos de coqueteos con tiranías foráneas; desde 1999 revirtió su rumbo. Desde ese año hasta la fecha padece las secuelas de todas las calamidades a las que estuvo ajena por 136 años… atraviesa su oscurantismo.
La gran pregunta es ¿Por qué?
La política es una amante que no perdona. Más temprano que tarde pasa sus pesadas facturas. Si algo explica la tragedia que hoy es nuestro país es la falta de liderazgo real. La afectividad llevó a Chávez al poder, poco importaba su preparación ni experiencia, solo su discurso bastó para, cual flautista de Hamelin, seducir a una gran cantidad de venezolanos en 1998, todo avizoraba había que rezar para que su gobierno pudiera corregir la fatídica petróleo-dependencia… nada más lejos, todos los males se agravaron y se crearon otros mucho peores.
Así como nada importó el que Chávez estuviera preparado o no, ocurrió algo peor. Ese mismo ímpetu emocional lo llevó a imponer como alto gobierno y candidatos a gobernadores y alcaldes a su circulo de amigos, una empleomanía en el que cada uno de ellos aún ocupa diversidad de cargos, repetimos, sim importar el elemento cualitativo.
En este oscurantismo que comenzó hace más de 20 años, Venezuela se ha convertido en una cuna de anti-liderazgo. Copan la escena política las imposiciones, los amiguismos, los pactos.
La oposición tampoco ha escapado a este trágico fenómeno, a través de la hegemonía mediática que detenta el régimen, impone una falsa oposición, segundones de organizaciones políticas a quienes el TSJ obsequió la directiva de los principales partidos políticos para que participen en elecciones en condiciones absurdas, postulantes de candidatos innaturales, forzados, alejados de las características esenciales del liderazgo.
Esta Venezuela innatural padece los terribles flagelos del anti-liderazgo que ha regido al país las últimas dos décadas, ha impuesto un modelo, el cubano, ajeno a toda nuestra venezolanidad, un modelo económico incompatible con nuestro potencial humano, ha tergiversado la sociedad queriéndola arrastrar a una masa rudimentaria de militantes obnubilados.
Los procesos electorales son una fachada que intenta dar pinceladas de una democracia extinta, el diseño de castrismo venezolano está confeccionado para que la vía electoral no debilite, ni siquiera fortalezca al régimen, son simplemente formalismos de utilería, gane o pierda el régimen estos procesos la (des)institucionalidad roja rojita se encarga que el proyecto chavista continúa su rumbo sin alteraciones, así será también este 21N.
La que fuera grande, próspera, cuna de libertadores, hoy está entre las tres naciones más pobres de la región, invadida por intereses foráneos, siendo desangrada, desolada, retenida a mediados del Siglo XX.
Por eso Venezuela anda tambaleándose, dando tumbos y continuará en esta agonía hasta que los ciudadanos hagamos respetar la política como ciencia, como herramienta para la calidad de vida, como mecanismo de generación de verdaderos líderes que hagan eficiente el proceso de toma de decisiones económicas, políticas y sociales… Mientras esto no cambie no hay nada qué hacer.
@leandrotango