Sin patriotismo tampoco habrá democracia
Ironías de la vida, que Venezuela cuna de toda una generación de libertadores con Simón Bolívar a la cabeza, adolezca hoy de un liderazgo capaz de poner freno al genocidio socialista. Porque no es cualquier cosa que desde el 11 de abril de 2002, inicio formal del régimen de facto socialista y genocida, el movimiento demócrata criollo llamado a confrontarlo y derrotarlo resulte incapaz siquiera de proveerse con una jefatura digna de la gesta implícita al enfrentar la ideología más genocida en la historia de la humanidad como lo es el socialismo.
Pero es así. Pasados ya 21 años de su génesis todavía luce cuesta arriba la consolidación de un elemento básico para la organización en toda guerra de liberación: La selección del líder que encabece la Resistencia a la Opresión. A lo largo de los años han sido innumerables las tentativas en tal sentido que van desde la escogencia ¨entre gallos y medianoche¨ de un gerente del gremio empresarial, para luego decantarse por personajes muy conocidos de la política partidista, al frente de órganos de gestión política multidisplinaria como la llamada Coordinadora Democrática; a continuación se apostó por elegir a los candidatos demócratas del movimiento, para que de hecho fungieran como el liderazgo necesario, hasta llegar al más reciente ensayo: La Presidencia Encargada.
En su oportunidad cada uno de ellos se constituyó en la esperanza popular de restablecimiento democrático considerando como fuere la excelente ¨puesta en escena¨ que los acompañaba en su ascenso, siempre de la mano de ese anhelo de libertad vibrando en el corazón de cada venezolano demócrata. Pero a la final es la decepción siempre dominando la escena.
No se trata de casualidad, pero tal vez coincidencia. Si bien es cierto que todos y cada uno de los procedimientos dirigidos al ascenso y consolidación de ese líder necesario se han caracterizado por la diligencia típica de quienes comprenden la necesidad del trabajo bien hecho para el logro de resultados; igual de verdad el que cada uno de esos ¨ungidos¨ llegaban a destacar como baluartes en sus áreas específicas de acción pero nunca en la materia que estimamos fundamental: El patriotismo, entendido como la inclinación del ánimo para anteponer legítimos intereses individuales ante coyunturas existenciales de una sociedad. Resulta obvio que el patriotismo es certificable solo mediante una obra de vida cónsona con la gesta de liberación nacional.
Con la Primaria de la Oposición sometida como está al inclemente asedio del CNE-PSUV quedará de parte de cada venezolano de bien persistir con denuedo hasta alcanzar legitimidad para el líder necesario a través de un voto limpio y libre. Oración y trabajo.