El 11 de abril 2002 y una nueva oportunidad
“ Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan solo lo que he visto ”, escribió el poeta León Felipe. En estos años, muchos hemos visto, vivido y escrito sobre los atropellos y la corrupción de los gobiernos de Chávez y de Maduro. “ No me contéis más cuentos”, como dijo el citado bardo. El 11 de abril del 2002 perdimos la oportunidad de cambiar el rumbo equivocado que llevaba el país. Ahora, ya en caída libre, quienes vivimos esos días estamos en la obligación de recordar, corregir errores y no perder la nueva oportunidad del 2024. Requerimos unir voluntades para salir de Maduro.
Chávez llegó a la presidencia porque engañó a muchos y los partidos políticos estaban de capa caída. Ante el incumplimiento de sus promesas, perdió popularidad. En esos días solo tenía una aceptación de un 30 por ciento. La Asamblea de Educación levantó la bandera de “Con mis hijos no te metas”, la Confederación de Trabajadores de Venezuela(CTV) resistía los embates del oficialismo para apoderarse de esa central sindical, los empresarios protestaban por los 49 Decretos Leyes, varios de ellos inconstitucionales. La decisión de Chávez de violar la meritocracia para tomar a Pdvsa y poner sus recursos a disposición de su proyecto político desató el paro petrolero de abril 2002, iniciado con la paralización de la refinería de El Palito.
El día 9 de abril se unieron al paro la CTV y Fedecámaras. Agradecemos el respaldo de Carlos Ortega y Pedro Carmona, presidentes de esas organizaciones, respectivamente. Cuando cesen las pasiones se deberá hacer una evaluación justa de la actuación de los citados. Además, hubo apoyo de organizaciones de la sociedad civil y de algunas personalidades, entre ellas del entonces gobernador de Miranda, Enrique Mendoza, lamentablemente fallecido.
El 11 de abril, la CTV y Fedecámaras convocaron una gran marcha en apoyo a los petroleros. La misma salió del Parque del Este hacia el edificio de Exploración y Producción de Pdvsa, en Chuao. Ante la magnitud de la marcha, era inevitable que decidiéramos ir a Miraflores a solicitar la renuncia del presidente. Este convocó a Bernal y a sus paramilitares rojos a “defender la revolución”. Nos esperaron disparando a ciudadanos que marchábamos pacíficamente. El libro Las balas de abril, de Francisco Olivares y el documental Radiografía de una mentira, de Thaelman Urguellez y Wolfang Shalk, , así como otros testimonios, detallan la masacre. Diecinueve ciudadanos fueron asesinados y unos doscientos heridos. Continúan presos ,injustamente, los miembros de la Policía Metropolitana Erasmo Bolívar, Héctor Rovaín y Luis Molina.
Ante estos hechos, la Fuerza Armada le solicitó la renuncia al presidente, la cual aceptó. Sin embargo, Carmona, los dirigentes de los partidos y los militares no se pusieron de acuerdo, ni calibraron el apoyo que tenía Chávez entre un grupo de militares y en parte de la población. Mucho menos se percataron del peligro de mantenerlo en el poder, así como de la influencia de Fidel Castro. Como consecuencia, la Fuerza Armada decidió, equivocadamente, regresarlo a Miraflores. Chávez pidió perdón, prometió enmendarse, pero volvió a las andadas, lo cual determinó el paro cívico de diciembre 2002. El despido ilegal de casi 23.000 trabajadores petroleros, incluidos ejecutivos, gerentes, profesionales, técnicos, operadores, artesanos y mantenedores, hundió a Pdvsa y al país.
Algunos piensan que hemos debido permanecer en nuestros puestos en Pdvsa. Eso nos hubiese obligado a obedecer órdenes de otorgar contratos sin licitación, enviar petróleo a Cuba sin exigir el pago correspondiente y que ingresaran a la empresa activistas políticos sin méritos profesionales. Es decir, avalar la corrupción. Es iluso pensar que Chávez hubiese procedido diferente. Los principios y valores hay que practicarlos, predicarlos y defenderlos. Extraña que alguien como Blanca Vera Azaf diga que “ustedes se lo pusieron en bandeja de plata. La soberbia de creerse superiores le hizo muy fácil la tarea a Chávez de comenzar la destrucción del país y de la democracia”. Con todo respeto a la señora Vera, no podíamos ser cómplices y los venezolanos demócratas no nos hubiesen perdonado que no apoyáramos el paro cívico de diciembre 2002, convocado por todos los partidos políticos, la CTV y Fedecámaras.
Después del fallecimiento de Chávez, varios subterfugios y trampas permitieron que Maduro usurpara Miraflores. En esta etapa hubo episodios en que la dirigencia opositora logró unirse. Paradójicamente, ahora que Venezuela está devastada y que Maduro tiene un gran rechazo, esa unidad está resquebrajada y, según las encuestas, nuestra dirigencia tiene poca aceptación. Lo procedente hubiese sido lograr un consenso para presentar al electorado a una personalidad independiente y con prestigio. Como eso no fue posible, estamos en la obligación de apoyar las primarias para elegir nuestro candidato o candidata.
Afortunadamente, la selección de los integrantes de la Comisión que las organiza fue acertada. Ojalá le den los medios para que tenga éxito, tanto en Venezuela, como en el exterior. Los venezolanos que estamos en nuestra patria tenemos el derecho a votar tanto en las primarias, como en las presidenciales. El Movimiento Ciudadano de Venezolanos en el Mundo está instando a la citada Comisión a que designe a la Junta Electoral de primarias en el exterior. Ojalá algunos precandidatos sin mayor opción se integren a otros, para ir a primarias con solo dos o tres candidatos. Es necesario que la participación en esta elección sea relevante y que el candidato electo tenga gran respaldo.
No perdamos otra oportunidad. No podemos volver a equivocarnos. Tenemos un compromiso con los compatriotas asesinados, torturados, encarcelados, exiliados o refugiados. También con quienes padecen hambre o mueren por falta de atención médica.
Como (había) en botica: ¿Quién le otorgó a Fernando Blasi el mandato de solicitar a Estados Unidos el cese de las sanciones? ¿Por qué no ha sido despedido como representante ante el gobierno de Biden? ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
11 de abril 2023