La chispa faltante de la pradera
¿Será posible que la salida de los maestros a las calles, como consecuencia de su lucha por un salario justo, sea la chispa que incendie la pradera de Venezuela? Ese es el deseo que todos albergamos al acompañar a los docentes en sus justas reivindicaciones, que no son de ahora sino de siempre. Y aunque la pradera está seca sigue creciendo todos los días.
Sin embargo, el régimen no se ha quedado atrás. Las amenazas de sus matones en moto, que ahora usan las redes sociales para enviar mensajes intimidatorios, son la nueva forma que utilizan al verse disminuidos en dinero y seguidores, y que ahora deben agruparse en tomas de video cerradas para distorsionar una realidad que ahora luce más que evidente: ya no tienen quien les haga el trabajo sucio pagado en las calles, porque hasta esos mismos matones son víctimas de la desgracia provocada por el régimen a los venezolanos.
Y es así, “Hace rato que el miedo se cambió de acera. El miedo se encuentra en la acera de los opresores…”, como lo declarara la Prof. Elsa Castillo a los medios.
Pero eso, a pesar de ser necesario, sigue sin ser suficiente.
Las protestas masivas, como las del 11A-2002 y el resto de las que han colmado las calles de nuestro país en los 20 años posteriores, no han movido al régimen, lo que nos recuerda aquel viejo dicho que dice que “pueblo no tumba gobierno”, pero vaya que si lo atemoriza…
Y estas protestas masivas lo atemorizaron tanto que pretendieron comprar a los docentes con un bono de “Guerra Económica” -ya de entrada devaluado- y el pago atrasado de los bonos vacacionales adeudados a los profesores universitarios, como una especie de concesión graciosa para que dejen las calles, por algo que por derecho les corresponde. Pero, ¿resolverá el régimen el conflicto con esas migajas? Todo indica que no podrá.
Y es que en fondo de la situación venezolana no encontrará salida sin dinero. Por más que hayan arrasado Pdvsa, el Arco Minero y los bolsillos de los venezolanos con impuestos escandalosos, ya el régimen es incapaz de sostener la Hacienda Pública. Y eso que otrora fue su sostén en todo el país, ahora resulta ser su peor pesadilla.
Resulta que no pueden pagarle sino a las cúpulas militares que los sostienen. Ya no hay los millones y las armas para los motorizados amenazantes en todo el país, y solo quedan algunos pocos quienes se conforman con panes de jamón. De allí que resulte inútil que la Guardia Nacional siga “entrenando” a las bandas armadas del régimen para reprimir manifestaciones a consecuencia de la deserción masiva de los efectivos, a quienes no tienen ni siquiera para darles de comer en los cuarteles. Es importante entonces la ventana de tiempo que se abre para la oposición a los fines de seguir presionando para una salida de esta situación.
¿Y cuál es esa ventana? El tiempo que está tratando de conseguir el régimen para mejorar sus finanzas con el petróleo de Chevron y los acuerdos con la falsa oposición en México. A mi juicio dudo que les vayan a soltar los 3 mil millones de la ayuda humanitaria acordada por los seudo negociadores si el régimen insiste en no volver a esa mesa: “«Mientras Maduro y sus seguidores sigan reprimiendo al pueblo venezolano y desviando recursos para prácticas corruptas, nosotros continuaremos presionando al régimen con sanciones», dijo este lunes 16 de enero a la agencia española Efe «un portavoz del Departamento de Estado»”.
Ya comenzaron a trancar las fugas financieras de Pdvsa buscando oxígeno de supervivencia, intentando dejar afuera los intermediarios de Tareck El Aissami: “La medida evidencia una total desconfianza, lo cual es entendible dado que se han otorgado más de 10.000 millones de dólares en cargamentos a empresas de maletín, pero no es justificable porque Pdvsa sigue siendo la generadora de dólares para Venezuela y hoy el país necesita más que nunca la entrada de recursos financieros”.
Sin embargo, esta medida al parecer tampoco funcionará porque nadie les tiene confianza internacionalmente, ya que El Aissami y secuaces siguen campantes y operando exitosamente, como lo reseña El Nacional: “La OFAC dijo en la publicación de las sanciones que El Aissami había desarrollado una red de intermediarios para el beneficiarse personalmente de la venta de más de 30 millones de barriles de crudo”.
Como se verá, son ellos mismos los causantes de su propia desgracia y la del resto de los venezolanos, en una dinámica que necesariamente concluirá con su caída irremediable, sin saber para donde irá el siguiente estado, si para algo mucho peor de lo que ya tenemos, o hacia un cauce democrático estilo 1958, como todos esperamos.
Ningún gobierno es estable sin dinero. Los requerimientos y las molestias de los pueblos no se acaban hasta que un gobierno no estabiliza su economía y la ajusta a las demandas de la gente. Y esas demandas irán creciendo en la medida que más sectores comiencen a hacerse presentes en las protestas, conjuntamente con los maestros, conformando lo que en el año 2014 llamé una Caída Inevitable. En ese año mi error estuvo en que las razones de la calle eran en su mayoría políticas y solo contaban con la participación activa y constante de una sola parte de la población, sin contar con que el miedo estaba a favor del régimen. Ahora es totalmente lo contrario.
La Venezuela del régimen de Maduro está entrando tarde a la turbulencia por demandas económicas, precisamente por lo tarde que el miedo cambió de acera. Ahora dejo de tener importancia el miedo porque da igual morir de hambre en la casa que en la calle protestando porque no puedes comprar la comida. Y esas turbulencias son las peores porque la miseria, que en este momento es generalizada, no tiene color político y arrasa la estabilidad de cualquier gobierno. Lo que falta ahora no es lo seco que está la pradera, sino la chispa que la prenda…
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