De Barranquilla a ANCO Movimiento Político

Opinión | abril 6, 2023 | 6:20 am.

Afirmar que una Constituyente es mala o es buena, es como decir que un arma es mala o es buena. Dependiendo de quien la use o cuáles objetivos persiga, se pueden obtener beneficios o tragedias con su aplicación. Un arma en manos de delincuentes tiene una connotación diferente si está en manos de quienes tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos. En otras palabras, un arma, así como una Constituyente, son herramientas que pueden ser usadas para hacer bien o mal a la sociedad. Algo semejante sucede con la tecnología.

Una Constituyente es una herramienta de cambio, que utilizada racionalmente y con intenciones abiertas y claras de bienestar social, puede significar abrir nuevos caminos en beneficio y el adelanto de los pueblos. Pero también puede implicar, si es ideológicamente manipulada por agentes distorsionados, un arma letal para enterrar su desarrollo. Entonces, ¿cómo identificar cada caso en cada país? ¿Es posible hacerlo?

Sin tomar en cuenta el razonamiento anterior, recorre por toda Latinoamérica la idea absurda de que todos los procesos Constituyentes son malos per se, y a los que se debe alejar a los pueblos para “evitar que caigan en las manos de los comunistas”. Esta idea es tan reaccionaria como la de quemar libros para evitar que una idea se difunda. Ya eso se intentó en el pasado en el mundo y no funcionó.

Lo que sucede es que los pueblos necesariamente deben estar a la altura educativa para elegir buenos gobernantes, y ellos a su vez de estar al nivel suficiente para que el pueblo esté educado, para que eso a su vez produzca permanentemente ese círculo virtuoso que genere bienestar social. Son esos gobernantes los que usarán con prudencia esas herramientas tan delicadas como una Constituyente para realizar los ajustes o reformas necesarias para encaminar el desarrollo de sus naciones.

Pero no se entra a un círculo virtuoso desde un círculo vicioso sin romper antes el círculo. Un gobernante manipulador y pervertido ideológicamente, nunca permitirá la educación de su pueblo para salir de la pobreza, logrando en consecuencia que este nunca se encuentre al nivel educativo suficiente para elegir un buen gobernante que lo saque de la oscuridad. Hará, como el caso venezolano, todo lo posible para mantener al pueblo en la miseria, para garantizarse permanentemente el poder. Si no, que lo confirme el tristemente célebre exministro Jorge Giordani quien afirmó que la “revolución” de Chávez necesitaba mantener pobres a los venezolanos para seguir creciendo (ver entrevista de Carla Angola a Guaicaipuro Lameda, en https://saladeinfo.wordpress.com/2013/02/13/los-pobres-tendran-que-seguir-siendo-pobres-los-necesitamos-asi/). Pero no solamente es el régimen quien desea mantener a Venezuela en esa condición.

Cuando en ANCO propusimos desde el marco de la sociedad civil un cambio del sistema político para garantizar el rompimiento de ese círculo vicioso, es porque tal cambio debe ser ejecutado desde la arena política. Pero en Venezuela no se ha avanzado lo suficiente para una cabal comprensión de ese proceso debido precisamente a que ha sido el sector político, tanto en el régimen como su nefasta oposición, quienes se han garantizado mantener a la población en estado de pobreza con el propósito de continuar en el poder, unos en un lado y otros en la acera “opuesta”.

La única manera de romper ese círculo vicioso es que los mismos ciudadanos nos encontremos participando en la arena política para desplazar esa simbiosis maligna que ha asaltado los círculos viciosos del poder en Venezuela. Y eso lo hacemos con la plena conciencia de todo lo que significa e implica en nuestro país la desconfianza natural del ciudadano a todo aquel que se asome a la política. Y la única manera de demostrar que existe una verdadera vocación de recuperar el poder para el ciudadano es demostrarlo en los hechos. Y el primer paso es declararlo, como lo ha declarado ANCO al decidir presentarse al país como Movimiento Político, con un objetivo fundamental claro: entregarle el poder al ciudadano (ver Comunicado ANCO del 06 de marzo de 2023, Sin renovación integral, Venezuela permanecerá en ruinas, en https://ancoficial.blogspot.com/2023/03/comunicado-anco-sin-renovacion-integral.html).

Hace una década escribí una nota en la que expresé algo que hoy se hace más realidad que nunca: En 1931 doce hombres se sentaron en Barranquilla y pensaron el país que querían. Fijaron un rumbo y redactaron UN PLAN. Independientemente de su orientación ideológica, esbozaron ese Plan y se dispusieron a ejecutarlo. Un camino, una hoja de ruta…De acuerdo a las referencias históricas, “… el Plan de Barranquilla representa la primera expresión de un análisis estructural de la sociedad venezolana y de su proceso histórico, vinculado a un proyecto político y a un programa de acción que planteaba la lucha contra el régimen de Juan Vicente Gómez como una revolución de las estructuras políticas y económicas del país.” (ver http://www.venezuelatuya.com/historia/plan_barranquilla.htm). Venezuela no vio resultados de ese planteamiento político sino hasta mucho tiempo después, ya fundada Acción Democrática, siendo algunos de sus fundadores los mismos firmantes de ese Plan, cuyo programa de alguna manera se expresó en acción concreta con la Constitución de 1961. Ejemplo de ello fue la primera frase categórica de ese Plan: “Hombres civiles al manejo de la cosa pública” (ver del Plan de Barranquilla al Plan Como-vaya-viniendo-vamos-viendo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/05/del-plan-de-barranquilla-al-plan-como.html).

Ahora no solo se trata de luchar contra un régimen peor que el de Juan Vicente Gómez, sino de un régimen con aliados muy poderosos dentro y fuera del país, socios del narco terrorismo internacional, con ideologías que rompen la tradición judeocristiana de occidente, empeñados en someter nuestra sociedad. Imagínense ese tamaño de enemigo. Gómez era un niño de pecho en comparación con el enemigo que tenemos ahora.

No se trata de “ir a unas elecciones” con un régimen delincuente. Se trata de sostener una lucha frontal utilizando cualquier medio disponible, con UN PLAN en la mano, como el de Barranquilla, y que ahora denominamos El Gran Cambio, y que termina –y comienza para Venezuela- con un proceso de cambio estructural del poder político con la convocatoria al pueblo a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario. Y eso únicamente se puede realizar desde la arena política, pero con el apoyo indiscutible de la sociedad civil.

A los firmantes del Plan de Barranquilla les tomó 15 años para ver esa Constituyente del último punto de ese Plan, que luego fue interrumpido por un Golpe de Estado en 1948, y otros 15 años más para ver una Venezuela encaminada en 1961. Los que realmente quieren cambios a favor del pueblo venezolano, son perseverantes y persistentes, y no les importan los tiempos ni las dificultades. Esto es un maratón, no una carrera de 100 metros.

Y si en la Venezuela actual se presentan las oportunidades de acompañar voluntades que comprendan a fondo la naturaleza real de este reto histórico planteado, las tomaremos. Será esa la manera de que juntas más personas, cada una dentro de su posición, seamos capaces de romper el círculo vicioso de la educación de la población para que las nuevas generaciones elijan gobernantes a la altura de las circunstancias históricas que viva Venezuela, logrando finalmente el objetivo que nos impulsó a renovarnos a favor del futuro de los venezolanos.