Cuando no hay resistencia a la opresión
Ocurren cosas como ésta: Gremios de profesionales exigiendo en justicia reajuste salarial. Algo muy lógico y comprensible si entendemos que la República de Venezuela es el país con la más alta inflación a nivel mundial, inexorablemente enrumbado al abismo de otra hiperinflación. Más comprensible aún si consideramos que la remuneración mínima oficialmente aprobada en nuestro país es la más reducida a nivel continental. Es obvio que tal reclamo salarial se exponga ante el patrono. Hasta allí el proceso de reivindicación laboral se desarrolla dentro del marco de lo justo y razonable.
Sin embargo lo que llama la atención de quienes estamos en suelo patrio viviendo y padeciendo esta realidad es la absoluta orfandad política de la sociedad democrática venezolana cuando en presencia de un auténtico genocidio que exige la activación de medidas políticas encaminadas a detener esta matanza sistemática por hambre, enfermedad y hampa, responsabilidad exclusiva del sistema socialista dominante y su aliada la falsa oposición, a los sectores gremiales y sindicales demócratas no les queda más remedio que pedir a ese mismo patrono genocida el pago de una remuneración realista que les permita sobrevivir y continuar trabajando para el Estado Socialista que les esclaviza con la perenne amenaza de muerte por inanición.
Es la clase de ignominias solo posibles cuando se carece de jefatura política para la Resistencia a la Opresión, capaz sí de confrontar con eficiencia este proceso de eliminación sistemática de un colectivo por el simple hecho de oponernos a una ideología inhumana como lo es el socialismo. De allí la urgencia para proveernos de esa nueva jefatura demócrata mediante la Elección Primaria de la Oposición; un liderazgo anti socialista en capacidad y disposición de llamar las cosas por su nombre, para así comenzar a organizar un auténtico proceso de liberación nacional
¡Ni un paso atrás! Oración y trabajo.