El liderazgo no se debe improvisar
Sobre todo cuando se trata de encabezar la Resistencia a la Opresión. Es el caso de la República de Venezuela, país hoy en día esclavizado por un sistema socialista cuyos máximos jerarcas se encuentran solicitados por tribunales de justicia internacional, que ofrecen incluso recompensas millonarias a cambio de su captura.
En ese tenebroso escenario ya vigente desde el 10 de enero de 2019 el sentido común señalaba la necesidad de contar con un Presidente Encargado que a partir de esa fecha, y dentro del lapso de un año, tuviere la capacidad y disposición de liderar la ruta de liberación nacional pautada en la Consulta Popular de 2017: Cese de la Usurpación, Gobierno de Transición y Elecciones Libres. Ello implicaba un compromiso existencial para hacer todo lo necesario conforme al orden jurídico vigente, hasta el logro de la misión.
En su lugar, transcurridos los primeros tres meses en el ejercicio de esa Presidencia Encargada, resultó evidente que el designado se negaba a reconocer la imposibilidad del Cese de la Usurpación operando desde suelo patrio. Incapaz de conformar un gobierno en el exilio en su carácter de Presidente Constitucional de la República de Venezuela, a partir de ese momento el socialismo dominante se supo ganador, y el pueblo democrático de Venezuela se mantuvo en su rol de esclavo. Eso tiene que cambiar.
En lo adelante debe ser una prioridad para todo venezolano honrado y de trabajo propender al logro de un liderazgo político calificado para esta cruzada por la libertad, conforme al mandato popular expresado aquel domingo 16 de julio de 2017.
Así entonces la Elección Primaria de la Oposición, inicialmente pautada para el mes de junio de 2023 constituye la mejor ocasión de proveernos con un liderazgo democrático que de una vez por todas arroje al socialismo en el baúl de la historia del que nunca debió escapar. Prohibido Olvidar. Oración y trabajo.