Cambio moral
Venezuela sufre una crisis poliédrica. Es una crisis política: abandono del estado de derecho. Desprecio por los derechos humanos. Negación de la primacía de la Constitución Nacional. Colapso de las instituciones fundamentales. Es una crisis de toda la arquitectura institucional del país.
El régimen actual, además, ha abandonado el compromiso de descentralización, de regionalización y de municipalización del Poder Público. Hemos retrocedido al centralismo más absoluto y a la ineficiencia más absoluta.
La crisis es económica. Dos enfermedades ponen de manifiesto la catástrofe de la política económica del actual gobierno: Inflación y recesión. Empobrecimiento del país y de los ciudadanos que habitamos este país.
La crisis además de política y económica es una crisis social. La pobreza ha aumentada exponencialmente. El hambre, el desempleo y la miseria conviven con la riqueza extravagante de minorías privilegiadas. La revolución que iba a redimir a los pobres ha terminado incrementando la pobreza y la miseria en nuestro país. Ha transformado a Venezuela de un país de inmigración, en un país de emigración.
La crisis además es de servicios públicos. No hay agua, no hay luz eléctrica, ni educación, ni salud, ni escuelas, ni hospitales, ni seguridad jurídica, ni seguridad para nuestros bienes y nuestras personas.
A todo esto hay que agregar la más alarmante de todas las crisis: la crisis moral.
En estos veinte últimos años el país ha contemplado el escándalo de la corrupción alcanzando niveles difíciles de cuantificar. El saqueo a los fondos de la República ha sido espantoso. Los ciudadanos hemos perdido la capacidad de asombro ante las cifras que se han robado. El caso de Pdvsa es el más emblemático. Basta con leer lo que dice el Ministerio Público de lo que se robó Rafael Ramírez y su entorno y lo que dice este último que se robaron los amigos de Maduro y de su familia para llegar a la conclusión de que los que gobiernan han convertido a Venezuela en el campeón mundial de la corrupción.
La tarea importante del cambio político que debe producirse en el país a partir del año 2024 es la de recuperar el tono moral de la República. Tolerancia cero frente a la corrupción. Para eso, asumir con seriedad la Reforma del Estado, fortalecer los mecanismos de prevención y de sanción a los hechos de corrupción y hacer un gigantesco esfuerzo de educación en valores.
Seguiremos conversando.
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