¿Unidad política para qué?
Si algo ha quedado claro para la sociedad democrática venezolana a partir del 11 de abril de 2002 es la incompetencia de la dirigencia demócrata nacional entendida como clase, para coordinar el restablecimiento pleno del orden constitucional en la República de Venezuela, cuando no su complicidad con el sistema socialista en el poder.
Así entonces en el momento mismo que irrumpa ese líder patriota capaz de representar ese anhelo de libertad y honradez latente en el corazón de cada venezolano de bien, lo último que cabría esperar es concertación alguna con esa misma clase política hoy repudiada.
Ciertamente, la unidad y la concertación son herramientas indispensables no solo para alcanzar la victoria en las primarias de la oposición sino sobremanera para lograr el Cese de la Usurpación, el Gobierno de Transición y unas Elecciones Libres. Porque se trata de la unidad y la concertación entre el nuevo líder de la oposición patriota llamado a encabezar la Resistencia a la Opresión, junto al pueblo democrático venezolano, en radical confrontación ante el socialismo.
Lo antedicho viene a cuento porque al parecer a esa clase política de falsos opositores no le basta con el genocidio en curso, le resulta insuficiente la huida del 25% de la población criolla, esa que a partir del año 2014 emigró para salvar la vida, o más bien considera risible que el mundo libre ofrezca recompensas por la captura de los principales personeros del sistema político dominante en suelo patrio. Nada de esto le importa, pues continúa desarrollando una tratativa destinada a cohabitar y a cohonestar con los responsables de la vigente tragedia nacional.
Prohibido Olvidar. Oración y trabajo.