Manada de leones
El título viene a cuento por la inutilidad de estos grandes felinos cuando carecen de un líder que les coordine en su frecuente accionar. Se trata del León, el «Rey de la Selva» un poderío nada peregrino a decir verdad. Con los seres humanos ocurre otro tanto. Por muy calificada que fuere una sociedad, cuando adolece de un liderazgo político eficiente las consecuencias devienen en tragedia.
Para muestra de lo anterior traeremos a colación el caso de la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial, la llamada República de Weimar. Un país ejemplo de civilización que en medio de una época de grandes dificultades y ante la ausencia de un liderazgo político calificado dio lugar a la irrupción de un genocida cuyas atrocidades vieron su fin solo a través de otra guerra a escala mundial.
En esa línea de ideas cabe mencionar el ocaso de la hermana República Argentina, toda una potencia económica mundial apenas iniciado el siglo XX. Pero tan temprano como el año 1946 eligió como gobernante a quien sería su particular verdugo, iniciando así una etapa política tenebrosa marcada por la violencia y una economía en perpetua crisis, siempre bajo la hegemonía colectivista.
Sobre la República de Venezuela, nuestro país, la experiencia resulta emblemática. Es la destrucción sistemática de una sociedad por causa de si misma, incapaz de proveerse un liderazgo político apto al logro del Bien Común. Porque más allá de la génesis de esta decadencia que no dudamos ubicar para el 1º de enero de 1976 con la estatización del negocio petrolero, la persistencia en el error al tiempo presente indica a las claras un problema que supera en mucho la simple coyuntura económica e incluso la maldad inherente al socialismo.
Padecemos una tara cultural que amerita corrección urgente ante el peligro inminente de nuestra aniquilación como sociedad nacional. Para avanzar y salvarnos debemos cumplir con la tarea pendiente: Proveernos de un liderazgo político eficiente.
La jefatura política de la resistencia a la opresión constituye una necesidad existencial para poder salir del abismo en que nos encontramos a causa de nuestra errática conducta de otorgar la conducción política de Venezuela a quienes solo destacan por su mediocridad. Los resultados no podían ser más categóricos.
La elección primaria de la oposición está llamada a constituir la gran revancha de ese país que aprendió una muy importante lección, dispuesto sí a enmendar graves fallos, ahora eligiendo para liderar solo a quien destaca por su trabajo y honradez, muy por encima del latrocinio y la mediocridad.
¡Prohibido Olvidar! Oración y trabajo.