Benedetti, más pendejo serás tú
Hace unos días el novísimo embajador de Colombia en Venezuela se vio obligado a disculparse públicamente por haber llamado a Juan Guaidó «huevón y pendejo», y además decir que la oposición que eran como 20 y todos se creían jefes. El tipejo se llama Armando Benedetti y debe andar asustado, pues la posibilidad de que hasta el mismo Petro lo bote, es enorme.
Dicen los que saben de la cosa que la diplomacia es el arte de mandar a alguien largo al carajo pero que quede tan contento que hasta te pida la dirección. Armandito lo hizo bastante mal, pues todo el mundo lo criticó, y muy duro, y, además, el que quedó como un pendejo fue él teniendo que meterse su estúpida opinión por donde no se ve la luz.
Tenemos mucha gente echándole bolas para salir de Maduro y su nefasto régimen. Allí está Velázquez, Guaidó, María Corina, los Guanipa, Prosperi, Delsa y decenas más a los cuales admiramos por su coraje y valentía y a los que también criticamos cuando lo creemos pertinente, pero esos son nuestros líderes y no aceptamos que ningún huevón, como el huevón de Benedetti, (igual no es trampa) venido de afuera nos los venga a insultar sin que sea retribuido de la misma manera.
Podría haber una explicación más elaborada y es que Maduro, viéndose perdido, le hubiera pedido a su pana Petro, que atacase a sus enemigos vía el cagancho de Benedetti. Si así fuera pues más merecido tiene nuestros insultos.
Pero, a pesar de todo, las cosas van bien. Ya se formó la comisión para manejar las primarias con gente de excelente curricula y eso da mucha confianza de que de verdad elegiremos al mejor para presidente. También dicen que las conversaciones para aplanar el camino electoral están sucediendo así que debemos ser optimistas.
Sigo creyendo que debemos hacer otro pacto de Punto Fijo, pero, como se dice en el Zulia, súper mollejúo, repartiendo de una buena vez todos los cargos públicos y de elección popular de acuerdo al resultado de las primarias. ¿Cómo se come eso? Allí voy a explicarlo de seguida.
Hacemos una gran lista con todos los puestos públicos que nombra la presidencia y los de elección popular para gobernaciones, alcaldías, diputados, concejales. Esa es la lista “A”. Todos los partidos de oposición que participarán en las primarias dependiendo de sus resultados porcentuales, elegirán los puestos que deseen. Es decir, el candidato que queda de primero, supongamos con 35% de los votos, elige el 35% de los puestos de la lista “A”. Evidentemente elegirá el puesto de presidente, 20 ministros, el alcalde de Libertador, el gobernador de Miranda y del Zulia (inventando estoy) hasta completar el 35%, El siguiente candidato que obtuvo, digamos 28%, pues elige 28% de los puestos de la lista y así sucesivamente de manera que todos los partidos, hasta el más pequeño, reciben algo de la torta.
Acepto cualquier crítica a esta propuesta pues es absolutamente insólita, y hasta podría parecer inmoral, pero en mi defensa debo decir que nuestra realidad de país también es absurda e insólita y cuando las cosas están así, de un mal extremo, las soluciones no pueden hacerse dentro de lo que suponemos es lo lógico y lo usual.
Hay que, necesariamente, salirse de la caja. Si todos los partidos políticos se sienten ganadores, luego de las primarias, haríamos una tremenda unidad para salir de estos animales rojos que han convertido a Venezuela en un País que da lástima y donde el 30% de su gente se marchó. Ese sería el gran pacto de gobernabilidad que necesitamos.
Por estos días se ha hecho viral un mapa que muestra a Suramérica pintada de rojo y para muchos es un símbolo de la derrota de la democracia. Nada de eso, es el símbolo de lo que vamos a eliminar, de lo que vamos a lograr que es rescatar la libertad y el real gobierno del pueblo. Venezuela va a ser el inicio de ese proceso y por ello todos debemos estar claros en lo que debemos hacer.
Salir de Maduro y su camarilla no es solo la solución a nuestros muchos problemas en Venezuela, es además el rescate del cambio de color en el mapa americano.
El apellido Benedetti se hizo popular durante las Cruzadas y significa bendecido. A este aprendiz de embajador se le fueron los tapones y de bendecido le quedó poco, pero en fin nada de qué preocuparse, un idiota más en el camino no cambiará nuestro destino triunfal.