Rafael Tomás Caldera: Una oclocracia sustituye ahora a la democracia liberal
La Fundación Konrad Adenauer y la Fundación Tomás Liscano llevaron a cabo el pasado miércoles 19 un acto conmemorativo del primer encuentro que sostuvieron Konrad Adenauer y Rafael Caldera en el año de 1962, y que dio lugar al establecimiento de dicha institución en Venezuela.
La apertura del acto corrió a cargo de Annette Schwarzbauer, representante de la Fundación Konrad Adenauer en Venezuela; seguida de Andrés Caldera, presidente de la Fundación Tomás Liscano y de Stefan Duppel, jefe de Misión, embajada de Alemania en Venezuela.
Por vía zoom habló el doctor Gerhard Wahlers, secretario general Adjunto de la Fundación Konrad Adenauer en Berlín, y quien rememoró su paso por Venezuela años atrás; lo que consideró una experiencia muy importante; porque tuvo la oportunidad de conocer la realidad del país a través del desarrollo de su movimiento sindical socialcristiano, además de los otros, que se fueron gestando en la América Latina, desde Argentina, hasta México, y que Venezuela vino a ser, en ese sentido, una puerta hacia la América Latina.
Luego se refirió al primer encuentro, que se llevó a cabo entre el ex presidente Caldera y el ex canciller Adenauer, en la casa de este último en Alemania, y que desde entonces se transformó en un amigo, en un consejero importante; que fue cuando Caldera le pidió a Adenauer, que apoyara los partidos y los sindicatos socialcristianos en la América Latina.
-Para nosotros como Fundación, ese fue el inicio de un trabajo internacional. Comenzamos con Venezuela; inmediatamente después trasladamos nuestras actividades a Chile. Ya para ese entonces existían partidos y sindicatos demócrata cristianos; que se fueron conformando a lo largo de las décadas de 1940 y 1950; de modo que Chile y Venezuela vinieron a jugar un papel muy importante. El contexto de la situación mundial de ese entonces estaba marcada por la Guerra Fría, la Revolución Cubana, la Crisis de los Misiles, la Cortina de Hierro en Europa, la constitución de la Organización de los Países no Alineados.
Manifestó que la democracia cristiana en la América Latina se orientaba en ese momento; por un lado; a contener el comunismo; por el otro, a controlar el capitalismo duro; de modo que la fundación estuvo muy presente; tanto en la formación de partidos, como en la formación de sindicatos; serviría como un aporte, basado en valores, inspirados en la doctrina social de la Iglesia católica en nuestro continente; lo que dio lugar aquí en Venezuela a la fundación del Instituto de Estudios Sociales, para la formación de sindicalistas; así como al Ifedec, para la formación de líderes jóvenes de Copei, así como de toda la América Latina. Hizo una mención muy especial de la figura de Arístides Calvani; de quien dijo que había jugado un papel muy importante en estas actividades.
-Ahora bien, la situación actual de Venezuela no es la misma situación que yo conocí; cuando yo estuve en este país. Nosotros sabemos de la profunda crisis social y humanitaria que padece; como consecuencia de la caída de la economía; de modo que un alto porcentaje de la población cayó en la pobreza, y millones de ciudadanos han tenido que abandonar el país; aun cuando Venezuela cuenta con una gran riqueza de recursos naturales; tierras fértiles y zonas, donde se puede desarrollar la industria de la manufactura y muchas otras actividades económicas.
Seguidamente, hizo uso de la palabra Rafael Tomás Caldera, quien comenzó situando a Konrad Adenauer, en aquella Alemania cuando entonces asume su cancillería; un país que viene de ser despojado por el rendimiento incondicional, que tiene que admitir a consecuencia de la derrota sufrida en la II Guerra Mundial y, en esas condiciones logra Adenauer salir adelante y darle estabilidad a su nación; que con ello ya se pone de manifiesto su excepcional calidad humana: un líder dotado de un carácter templado por la adversidad y movido al mismo tiempo por una visión de la Europa unida.
Citó a Adenauer, al respecto de que éste consideraba que el trabajo no podía ser guiado sólo por consideraciones técnicas y económicas, sino también por consideraciones éticas; por lo que pensaba que las dirigencias políticas tenían que estar guiadas por principios inmunes a los slogans o a la presión.
A continuación, Caldera se ubicó en el año 1962, caracterizado por el avance del comunismo, la construcción del Muro de Berlín, la Crisis de los Misiles de Cuba; mientras que el año siguiente se iba a producir el asesinato de Kennedy; además de la renuncia de Adenauer a la cancillería alemana.
-Tiempo de convulsiones cuando, sin embargo, Adenauer mantiene intacta su convicción ética y su rechazo al avance del comunismo internacional, que deberá ser enfrentado antes que nada en las cabezas y los corazones de la gente. La Unión Soviética será por ese entonces una poderosa maquinaria de propaganda ideológica y de cooperación, para lograr que se implantaran nuevos regímenes comunistas tanto en el mundo occidental como en Asia.
Al referirse a la situación interna del país, Caldera trajo a colación la lucha armada orquestada por el Partido Comunista de Venezuela y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, bajo la inspiración de la Revolución Cubana, contra el gobierno de Rómulo Betancourt.
-El movimiento guerrillero marcaría con sangre esos años y su fuerza gravitacional atraería las mentes de buena parte de la juventud venezolana (aunque no se sumaran formalmente a la insurrección). Los militantes de la izquierda marxista se harán así fuertes en las universidades, donde se verán confrontados por los jóvenes de inspiración cristiana y democrática.
Agregó que había el temor que, por ser Venezuela una país de tradición militarista, se podía establecer un régimen como el cubano y que por ello, cuando el 2 de febrero de 1962, Rafael Caldera visita a Adenauer en su casa de Rhöndorf, le planteará —de viva voz y en un memorándum— temas que tiene muy presentes y lo movilizan en su lucha política:
-La situación de la América Latina, primero, que ha de avanzar en el camino del desarrollo y construir formas de vida democráticas. Es, como dirá en una conferencia en Washington ese mismo año de 1962, una “prueba crucial para la civilización cristiana”. Hace notar cómo, a las dificultades inherentes al subdesarrollo económico y social, se añadía, por una parte, la persistencia de gobiernos y movimientos reaccionarios, que habían gozado del beneplácito del Departamento de Estado; y por otra, la creciente arremetida de los movimientos comunistas de izquierda, respaldados por la Unión Soviética.
Recordó la entrevista que sostuvo Rafael Caldera con el presidente Kennedy; donde abordaron el tema del cambio de política de EEUU hacia los regímenes de la América Latina; retirándole, en ese sentido, el apoyo a las dictaduras de derecha; para lo cual había que ofrecer el reconocimiento internacional a los movimientos demócrata cristianos, que despuntaban en el continente; idea con la cual también estuvo de acuerdo “el Viejo en franca sincronía con ellos”.
-Así, madurarán en un proyecto de cooperación —y en la propia Fundación Konrad Adenauer— de lo cual conmemoramos ahora los sesenta años de fecunda trayectoria. Cuarenta años menor que Adenauer, Caldera sin embargo compartía con él muchos elementos personales. Ambos habían nutrido su pensamiento con las encíclicas papales Rerum Novarum y Quadragesimo anno donde, afirmará Caldera, que se encuentra una “norma clara y segura” para la acción. En el centro de esa enseñanza se halla el valor de la persona humana, la persuasión de que el trabajo no puede ser considerado una mercancía, la importancia clave de la familia como elemento fundante de la vida social. Se tiene presente, por otra parte, el papel subsidiario del Estado en el desarrollo normal de la sociedad.
A juicio de Caldera el fruto de ese primer encuentro entre ambos ex mandatarios, se traduce en la creación del Ifedec que tuvo un gran significado para la democracia cristiana en el Continente y en Centro América.
-Pasaron por el Ifedec jóvenes de muchos países del universo latinoamericano, para recibir o consolidar una comprensión de la política sólidamente fundada en los principios y con énfasis en esa entraña ética del carácter de la persona, tan opuesta a la frecuente corrupción en el mundo político. Fruto particular de la labor formativa del Ifedec fue el libro Especificidad de la Democracia Cristiana, reeditado muchas veces y traducido a varias lenguas, donde Rafael Caldera traza en prosa clara y concisa el perfil de los movimientos demócrata-cristianos. Ese libro nace justamente de un curso dictado en 1966-1967.
Al retomar el tema del comunismo, Caldera manifestó que con la caída del Muro de Berlín se pensó que esta corriente ideológica había llegado a su fin; mientras el mundo se abría a un nuevo orden económico mundial, basado en el liberalismo; pero que había causado daños severos en los países en vías de desarrollo.
-El marxismo, sin embargo, no desapareció. Ha podido decirse que mutó en sus planteamientos y sus estrategias con la inspiración de Gramsci. De esta manera, ha sido muy eficaz su actividad en las universidades y en la formación de la opinión pública, donde la izquierda ha exhibido una superioridad aplastante, incluso en países de larga tradición democrática como los Estados Unidos. Hemos vuelto a una confrontación entre el economicismo que privilegia el capital por sobre las personas y el igualitarismo ahora embozado en las ideologías woke o de género. Con ello, parecería haber pasado el momento de la democracia cristiana y así ha ocurrido de hecho en algunos países.
Agregó que hemos vuelto a una confrontación entre el economicismo que privilegia el capital por sobre las personas y el igualitarismo ahora embozado en las ideologías woke o de género; que con ello, parecería haber pasado el momento de la democracia cristiana y así ha ocurrido de hecho en algunos países; donde también la falta de fundamento en la vida política, sobre la cual impactan las redes sociales; fragmentado ese consenso que une a las sociedades y, de modo paradójico, han abierto la puerta a los llamados populismos, donde una oclocracia a menudo sustituye a las formas normales de la democracia liberal.
-A la cooperación internacional le toca, ahora como en sus inicios, el desafío de contribuir a formar una nueva generación, preparada para elevar el nivel de la política. Para lograr que esta no se limite a ser un arte de lo posible, según la expresión acuñada, sino que sea —como pudo decir Arístides Calvani— el arte de hacer posible lo bueno. Es necesario pues renovar el esfuerzo. Ocurrió en Venezuela que, al asentarse el régimen democrático, se vio descuidada la formación de los jóvenes en ese contenido ético de la política, que marca la diferencia, y nos hemos encontrado con técnicos y tácticos que no han podido frenar el avance del llamado “socialismo del siglo veintiuno”.
A su modo de ver, es necesario también, y acaso en primer término, renovar el mensaje, de tal manera que se interprete las nuevas situaciones a la luz de los principios permanentes y se proponga una respuesta adecuada a las circunstancias; que no todo es posible en cualquier momento de la historia. El rumbo de los acontecimientos, sin embargo, no depende de fuerzas ciegas e inconscientes. Depende de los dirigentes que, con buen sentido y fortaleza, sean capaces de orientar la vida de las naciones; cuya voz, acreditada por la comprensión de la realidad y por sus ejecutorias coherentes, pueda convocar verdaderos movimientos populares para llevar a cabo sus propuestas.
-En lo que fue su último mensaje, Rafael Caldera insistió: “No habrá sin embargo resurgir de los partidos sin una verdadera calidad humana de sus dirigentes. Nuestros pueblos volverán a valorar las soluciones propuestas por la Democracia Cristiana en la medida en que la línea seguida por quienes la propugnan sea capaz de interpretar a la gente sencilla, hablar un lenguaje directo hacia su corazón e inspirarle confianza en su rectitud de intenciones, en su convicción sinceramente vivida de que hay que realizar la justicia y la solidaridad social”.
-Tenemos el ejemplo de Konrad Adenauer, tenemos el ejemplo de Rafael Caldera. Y con ellos, el de tantos dirigentes en diversos países de nuestro mundo que hicieron posible y actual un modo de hacer política cónsono con la dignidad de la persona humana y la primacía del bien común. Al conmemorar, con satisfacción y agradecimiento, estos fecundos sesenta años de la cooperación internacional de la Fundación Konrad Adenauer, solo queda formular el deseo sincero de que pueda mantenerse en el tiempo su valioso aporte. Como en 1962, es mucho lo que está en juego hoy en nuestro mundo y, sin duda, en particular en la América Latina.
Fotos de Ronald Peña