Guaidó y las ranas pidiendo rey
La marcha que encabezó el Presidente Encargado, Juan Guaidó, el pasado jueves 27 de octubre, hacia el CNE exigiéndole al régimen una fecha para las elecciones es de una lógica invertida, tan estúpidamente increíble, que solo se podría comparar a que un grupo de corderos marchen a la casa del granjero para pedirle una fecha para su sacrificio en el matadero, porque no soportan seguir viviendo con la incertidumbre.
Quiero suponer que esos venezolanos, que seguramente marcharon todos estos años por el “cese de la usurpación”, deben entender que esa marcha significa todo lo contrario a lo que han manifestado previamente. Que hay una contradicción entre lo que el personaje que encabezó la marcha hace y dice ahora con lo que hacía y decía antes. Y que en el medio de todo eso debe existir una explicación que deben darles y que no les han dado.
Porque, ¿cómo se podría marchar para pedirle a alguien que usurpa la Presidencia de la República, una fecha de unas elecciones que de suyo no son legítimas de ninguna manera porque ese organismo hacia donde están marchando está controlado por unos Rectores ilegitimanente designados por una Asamblea Nacional ilegítima, que forma parte de la maquinaria de la usurpación que el mismo Guaidó denunció frente a ellos desde 2019?
¿Están los venezolanos tan engañados por su dirigencia política opositora, que estos actos contradictorios todavía cuentan con seguidores ciegos y mal informados? Eso me aterra verdaderamente porque si esta oposición tan distorsionada, desviada y corrupta pudo convocar gente para esa estupidez contradictoria del jueves 27, bien podrá igualmente hacerlo para unas elecciones con el régimen.
Hace más de 10 años le dediqué a la memoria de mi hija desaparecida un artículo que titulé “Fabulas de Esopo”. De vez en cuando regreso a esa nota para recordar y tener presente que en esas fábulas se dibuja claramente la estupidez humana, al tiempo de tener siempre presente que podemos caer en una estupidez sin darnos cuenta.
De la fábula de “Las Ranas pidiendo Rey” en ese año 2012 concluía que en 1998, los venezolanos nos quejábamos de que la viga que había enviado Júpiter para poner orden en este charco (el sistema de libertades que funcionaba desde 1958) no gobernaba y entonces el dios nos castigó enviándonos una cigüeña (Hugo Chávez) que se comió, una tras otra, a todas las ranas: “Quejáronse amargamente a Júpiter las angustiadas ranas, suplicándole las librase de aquel tirano; pero el dios les contestó: -Sufrid las consecuencias de vuestra importuna súplica, y ya que con tanto afán pedisteis rey, ése reinará siempre sobre vosotras”.
No estaba tan equivocado en ese entonces con la maldición del Júpiter de la fábula, porque ese gobernante “reinará siempre” sobre nosotros si persistimos en la estupidez. Pero ahora, 10 años después, aplicando esa fábula a este contexto más actualizado, mi conclusión es otra. Júpiter nos envió a Juan Guaidó por el desorden existente en 2019, y ahora todos nos quejamos –y con sobrada razón- que era una viga que no hacía absolutamente nada por nuestra desgracia, aunque lo sorprendente sea ahora que la misma viga enviada por Júpiter encabece una marcha de ranas para pedir por una nueva cigüeña. La estupidez infinita de Einstein…
Esa es la lamentable tesitura de la dirigencia opositora actual de Venezuela. Y no crean que quienes se proponen en primarias para gobernar al país –además de Guaidó- estén muy lejos de esa misma estupidez. Todos los precandidatos están engañándose y engañando deliberadamente al pueblo venezolano, al aceptar que se “medirán” con Maduro en un proceso electoral limpio, justo y verificable, cuando es el régimen el que precisamente controla la ruleta electoral automatizada.
Unos nos dicen que es un paso que “nos acerca” a la salida del régimen de manera “democrática”, sin pasearse por el hecho que la fecha del mismo no la controlan ellos. Que están metidos de cabeza en el juego de quien maneja todas las variables, incluyéndolos a ellos mismos. Que el solo hecho de “exigirle” fechas al régimen envía un claro mensaje a los venezolanos y el mundo que ese proceso es legítimo cuando no lo es. ¿De qué estamos hablando aquí? De que la institución de la Presidencia Encargada, creada bajo el supuesto comprobado de la ilegitimidad de Maduro, va arrodillada a suplicar que los delincuentes se midan poniendo el régimen las condiciones. ¿Qué clase de oposición es esa?
Ante ese panorama tan lamentable y desolador, Júpiter debería enviar otra cigüeña, esta vez más agresiva, para comerse a toda esa oposición entregada, comenzando por Guaidó. Pero el dios, en su infinita sabiduría y comprensión, le está dando a las ranas desesperadas otra salida. La posibilidad que esas elecciones sean conducidas por otro CNE, designado por el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio, tal y como lo hemos solicitado en el Recurso de Amparo que hemos interpuesto buscando la nulidad del Memorándum de Entendimiento entre el régimen usurpador de Maduro y la “Plataforma Unitaria” .
¿Por qué la oposición política sigue buscando “primarias”? Algunos responderán esa pregunta con un “¡es necesario estar unidos para enfrentar al régimen!”. Y yo les respondería, que con un CNE verdaderamente legítimo no es necesario hacer ningunas primarias. Si el régimen no existiera, ni estuviera en el poder, los partidos y cualquiera que se postule libremente, podrían concurrir a cualquier proceso electoral en condiciones de igualdad. Esto también es lo que ocurriría si un CNE legítimo es designado por un TSJ legítimo, convoca a elecciones. Y eso es lo que debería estar buscando y defendiendo la oposición, no unas elecciones írritas con el régimen.
Algunos de ustedes me dirán que estoy soñando despierto. Que el proceso “electoral” del régimen es inevitable. Será inevitable si los venezolanos lo permitimos. Si no vamos, ni a esas primarias opositoras que son parte del juego del régimen, ni a esas elecciones ilegítimas, el régimen igualmente continuará en el poder, pero sin la legitimidad que solo el pueblo puede dar.
Pero si vamos a esas primarias y luego a esas elecciones, los atornillamos, dándoles la legitimidad que tanto buscan ante el mundo, con las nefastas consecuencias que eso tendrá. Guaidó y el resto de quienes piden elecciones con Maduro, seguirán cohabitando y disfrutando las migajas que siempre han buscado de ese poder. Ojalá que podamos ver las infinitas posibilidades que nos abriría esa puerta que el Júpiter de esta fábula nos está presentando. Pero si no se abre, al menos el régimen seguirá siendo ilegítimo, solo si actuamos a conciencia de lo que sucede, dejando ya de seguir a quienes insisten en seguir engañando a los venezolanos como ranas en un charco de fábula…
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