Liderazgo antisocialista como prioridad
Se trata de una problemática que brindará mucho material de estudio a la sociología de los próximos años. Que la República de Venezuela a partir del 11 de abril de 2002 se haya develado como una sociedad incapaz de proveerse un liderazgo político idóneo para confrontar al socialismo que la esclaviza, es algo cuando menos sorprendente.
Porque luego de esa fecha el régimen de facto socialista y genocida dominante ha resultado políticamente victorioso en todas y cada una de las tratativas dirigidas a reestablecer la democracia en Venezuela, algo que no deja de extrañar habida cuenta la naturaleza disímil de tales procesos políticos que van desde el Paro Cívico Nacional de 2002, el Referendo Revocatorio de 2004, la Abstención Electoral de 2005, el retorno a la participación electoral desde las presidenciales de 2007, para reincidir en la abstención electoral a partir del año 2018, hasta la fecha presente que despunta con la propuesta de primarias para elegir una jefatura en la oposición venezolana.
Se nos antoja sumamente interesante este último planteamiento en la medida que alcance a desarrollarse con base en fundamentos ciertos conforme a la particular situación vigente en Venezuela, diezmada como está por un genocidio orquestado por el tirano de turno, un solicitado desde hace mucho por tribunales penales extranjeros en razón de causas tan graves que los países afectados ofrecen incluso recompensas millonarias por la captura de este peligroso delincuente y la de sus principales cómplices.
Para situaciones similares la historia aconseja una previa intervención de organismos internacionales como las Naciones Unidas, en capacidad real de garantizar la pulcritud de tales eventos comiciales. Sin embargo considerando la actual inviabilidad de esta hipótesis nos corresponde prestar mucha atención y mantenernos alerta, en razón de la trascendencia que implica lograr ese líder necesario que conduzca el restablecimiento pleno de la Constitución de la República de Venezuela del año 1961 haciendo uso para ello de todas las herramientas jurídicas y políticas que ese mismo texto provee, en especial su artículo 250
¡Ni Un Paso Atrás! Oración y trabajo.