Egildo Luján: Candidato de la oposición debe ser escogido por consenso
Egildo Luján, coordinador de la asociación civil República y Libertad, se muestra en desacuerdo con la escogencia del candidato de la oposición, con vistas a la participación en las elecciones presidenciales de 2024, por la vía de las elecciones primarias; tomando en cuenta que la dirigencia política, que participaría en el evento, luce al día de hoy muy cuestionada. En su defecto propone que el candidato se escoja por consenso.
En la asociación República y Libertad se vienen reagrupando la dirigencia histórica de la República civil; tanto de la socialdemocracia, como de la socialcristiana, conjuntamente, con representaciones de gremios sindicales y empresariales, academias, organizaciones no gubernamentales, con vistas a proponer una salida pacífica, democrática y constitucional a la situación crítica, que vive el país; en un momento en que el sector opositor ha terminado siendo “aburrido y execrado por la ciudadanía”.
-No se puede continuar pretendiendo concurrir a procesos comiciales relacionados con primarias y/o elecciones complicadas, con los mismos candidatos ya políticamente desgastados. De igual manera, que no se insista en concurrir a eventos pretendiendo que los mismos partidos cuestionados sean juez y parte. Sobre todo en unas elecciones primarias para seleccionar el candidato opositor que, evidentemente, no gozaría de la popularidad ni de la confianza necesaria para salir airoso en cualquier proceso.
Considera Luján que el divorcio entre la dirigencia política venezolana, tanto la oficialista, como la opositora, con la ciudadanía en general, se pudiera comparar con la situación del típico marido que, por irresponsable, infiel o parrandero un día la esposa “lo maletea”; que aún no admitiéndolo, la verdad y los hechos evidencian que a éste, incrédulo, no le queda de otra que aceptar que ya no se le ama, y que su futuro ha pasado a ubicarse en el coro de los sufridos, por haber perdido la condición del amado; de modo que, finalmente, todo lo condenó al rechazo por haber comprometido credibilidad, seriedad y sinceridad.
-El liderazgo opositor, en términos generales y en forma reiterativa, viene calificando al régimen de inepto, torpe, destructor e irresponsable, y, cuando el espacio se le hace insuficiente, lo enriquece con el uso de muchos otros epítetos, sin querer admitir y entender que todo lo acontecido en el devenir de los últimos 23 años, obedece al mefistofélico plan que comprende la destrucción, división y sometimiento perverso del país.
-Es decir, al hecho de lo que se ha ejecutado exitosamente, con base en un plan para Venezuela, como de otro integral para el resto del continente. En este último caso, concebido deliberadamente de acuerdo a los fundamentos de «ensayo y error» vividos en la Cuba de Fidel Castro durante más de 60 años, según un brutal sometimiento del tristemente castigado pueblo cubano.
Según Luján, este ruin plan se puso en práctica en Venezuela, en obediencia al fomento del caos, como de la confusión durante los gobiernos democráticos de las décadas de los años 80 y 90 del siglo pasado; especialmente, para fomentar el desprestigio y terminar corrompiendo los partidos políticos democráticos, y suficiente para lograr ganar el poder en unas elecciones nacionales, y lo cual se convirtió en hecho con la participación de Hugo Chávez, es decir, con quien posteriormente lograría engañar a la mayoría popular del país, ofreciéndole una propuesta de gobierno que nunca cumplió.
-Previo al logro exitoso del ensayo en Venezuela, en 1990, ya se había constituido el «Foro de Sao Paulo», la otrora perversa organización que encontraría en Venezuela parte de los fondos necesarios, para financiar la toma de Centro y de Suramérica con el mismo plan.
-En otras palabras, saqueando, destruyendo instituciones y tiñendo de rojo fuego a casi toda América Latina, y ante los ojos de los países del continente, desafortunadamente, con el padrinazgo de la implantación y ejecución de un plan eficiente para establecer el comunismo en gran parte de Latinoamérica, y, por qué no decirlo, con el respaldo de las modalidades gubernamentales que, en gran parte, han establecido, administrado y vivido no pocos formas de gobierno democrático de la región.
Considera Luján que guste o no escuchar y aceptar que se diga, pero en la dirigencia política opositora no han querido entender ni admitir que eso ha sucedido así; que la abundancia de calificativos como manera de hacer oposición, sin duda alguna, pone de manifiesto que las diferencias evidencian la ingenua creencia de oponerse, ignorando que no están luchando con demócratas, y sí contra unos violadores de la Constitución, del estado de derecho, de los principios morales y de los valores humanos de la sociedad.
-Hoy el concepto generalizado de la ciudadanía en Venezuela es que los partidos democráticos y sus dirigencias han fracasado en la tarea de restituir el ejercicio del derecho de libertad. Lo han querido hacer, es cierto, pero un esfuerzo durante ya 23 años, y acompañados de la sociedad civil, no ha resultado satisfactorio. Más que la creatividad, organización y conducción, han podido el hambre, la miseria, los peligros y muchos sacrificios.
Que también es verdad que, de su liderazgo rector, lamentablemente, han aflorado “alacranes”, múltiples acusaciones de corrupción, brincos de talanquera, manejos dolosos; todo lo cual ha logrado que, entre excepciones, haya podido salpicar a toda la dirigencia por igual; que ha sido un paso injusto, apuntalado por señalamientos de desprestigio y de falta de credibilidad en todos ellos por parte de la mayoría ciudadana, y la cual, desde luego, es la razón de la causa de la «maleteada»; conceptos de los cuales tampoco, el régimen y su liderazgo, a su modo de ver, escapan.
-Lo oportuno, recomendable y aceptable para la gran mayoría de los venezolanos, incluyendo al chavismo arrepentido como a la abrumadora oposición, sería que la dirigencia de los partidos opositores den un paso atrás y se dediquen a unir y reestructurar sus respectivas organizaciones partidistas; que las depuren y organicen; para, luego, refundar y rescatar el país, y, adicionalmente, que asuman sus deberes y razón de ser como dirigentes.
-Se trataría de un paso con visión de futuro, capaz de permitir que en esta situación, con la presta colaboración de sus llamadas «maquinarias políticas», conjuntamente con las organizaciones pertinentes y respetadas de la sociedad civil, incluyendo a las iglesias, gremios universitarios, organizaciones empresariales, sindicales y militares en retiro, entre otras, accionen para que, por consenso, y con base en prestigio, experiencia y conocimiento, escojan un candidato y un equipo respetable.
-Es decir, a una expresión capaz de rescatar y de pacificar el país, y que goce de la credibilidad, como de la confianza de esa gran mayoría de venezolanos, incluyendo a opositores que estén dentro y fuera del país, con miras a lograr una mínima abstención, y cuya participación se sume a construir un triunfo electoral seguro, que no se pueda derrotar ni con la incorporación organizada de trampas.
Concluye Luján que, de no ser así, por las divisiones, las trampas y el «maleteo» como consecuencia de los errores cometidos, perderemos.