Unas primarias super peligrosas
Como muchos conocen, hace poco se reactivó la Plataforma Unitaria, una organización de partidos políticos para ponerse de acuerdo en acciones, y ejecutarlas, con el propósito de salir de este régimen dictador dirigido por asquerosos bandoleros.
A través de su secretario, Omar Barboza, se dio a conocer que una de las principales tareas de esa Plataforma es lograr un proceso de elecciones primarias para elegir un candidato único presidencial de oposición y enfrentar, a quien decidan los rojos, en una próxima contienda electoral que posiblemente sucederá en 2024.
Este proceso de primarias es muy delicado y muy peligroso. Vamos de seguida a comentar por qué y también daremos nuestra opinión de cómo minimizar el riesgo.
Con una candidez que asombra, casi todos los líderes políticos, seguramente presionados por el sentir ciudadano, comentan la necesidad de la unidad como estrategia para salir de Maduro y su pillaje. En realidad, nadie sabe muy bien cómo se come eso, pero se ha convertido en un romántico y confortable refugio semántico para demostrar la disposición a hacer sacrificios para salvar la Patria. Pero al preguntarle a cualquier dirigente político que explique él cómo se demuestra la unidad o en que consiste su praxis, las respuestas son divertidamente distintas y hasta disparatadas.
Lo cierto es que cualquier intento de unidad requiere de un mínimo de confianza y buena voluntad entre los partidos para trabajar juntos y eso no existe. Casi todos los líderes de oposición y sus colaboradores parecieran gozar una bola criticando a los de los otros partidos y hasta ridiculizando, en comentarios privados, sus acciones y decisiones. Muchas heridas, algunas siguen abiertas, de los combates anteriores entre los representantes de los partidos y sus partidarios, enrarecen fuertemente cualquier intento de unidad.
Por otra parte, aunque hemos hecho protestas muy fuertes en el pasado y eso nos hacía, al menos, vernos juntos en la foto, lo cierto es que ahora el camino planteado va, principalmente, en un ambiente de disertaciones y análisis políticos esperando la solución electoral a nuestras penurias. Esto significa que aceptamos, en la práctica, que la lucha política tradicional, con todos sus bemoles y chirridos, es la principal vía de ahora en adelante para la oposición.
De manera que ese piso inestable de los odios silentes inter partidos de oposición y la falta de nuevas ideas de lucha hacen imposible construir alguna cosa parecida a la unidad. Es como tratar de sostener algo sobre arenas movedizas. No hay forma. De manera que hay que olvidarse de esa unidad come flor imposible de alcanzar y aceptar que nuestra realidad es solo la de muchos partidos políticos tratando de sacar a Maduro, pero buscando al mismo tiempo, cada uno, sus cuotas de poder (y si, por supuesto, con alguna pizca de pimienta patriótica).
Si bien es maluco tener que aceptar que la unidad casi no existe y, además, es una ilusión el lograrla, lo peor del asunto es que nos estamos proponiendo ir a unas elecciones primarias para elegir un candidato a la presidencia, pues, las primarias, son máquinas trituradoras de cualquier cosa que parezca unidad. Casi todas las organizaciones que las han hecho en el pasado quedan heridas, así que un proceso de primarias, sin acordar algo especial, posiblemente nos hará picadillo.
La posibilidad de que divergencias entre los partidos aparezcan, luego de las primarias, son enormes y eso promovería a que varios candidatos se lanzaran al ruedo. De esta forma, la división del voto opositor, sin tener una segunda vuelta electoral, haría fácil que el candidato rojo ganara la presidencia.
Hasta aquí lo peligroso del asunto, pero ¿qué se puede hacer? En nuestra opinión solo existe una única forma de ganarle a los rojos y es evitar la dispersión del voto opositor y que exista el entusiasmo necesario para que todos los partidos participen y esto se logra mediante un pacto inmenso de reparto previo del poder.
Si lo vemos como una batalla de la oposición contra el régimen, si, antes de que ocurra la lucha, todos saben que tendrán una cuota de poder en el próximo gobierno, el entusiasmo está asegurado. Aquí hay que meter a todos y dejarse de pendejadas. La idea es derrotar al régimen y para eso el que quiera pelear de nuestro lado es bienvenido, no importa lo que hubiere hecho. El atractivo de alcanzar una cuota de poder, en un próximo gobierno, moverá a muchos a nuestro bando
De manera que la torta del poder hay que dividirla en miles de pedazos y a cada partido le tocará, dependiendo del resultado de las primarias, una cuota proporcional, pero nadie, nadie, se queda sin nada. Un super pacto previo a las primarias y que además incluya una ruta para varios períodos. Seguramente es una tabla enorme y compleja pero no hay de otra.
Adiós a los sueños de unidad. Una gran tabla repartiendo el poder y listo. Así les ganamos a los rojos de calle. Casi un acto de guerra frontal e inteligente contra Maduro y su banda, para llevarlos a una derrota segura y que bien se merecen.