La “sobe-iranía” petrolera y la reparación de El Palito
Comenzamos abusando del idioma. “Sobe-iranía” podría significar algo así como soberanía; pero de Irán.
Y esto, a propósito de los rumores de la reparación de la refinería El Palito por parte de los iraníes, sin informar a la ciudadanía, ni tomar en cuenta ni a la ingeniería ni a los técnicos venezolanos, aspecto que se ha hecho costumbre en muchas áreas de la economía, conformando una especie de “muera la inteligencia”, que le aplica la “revolución” al país.
Algunas precisiones
Luego de la nacionalización del petróleo, técnicos venezolanos adelantaron el Cambio de Patrón de Refinación, que triplicó el porcentaje de producción de gasolina por barril, aumentó su producción en 100.000 barriles diarios, y permitió satisfacer el consumo venezolano de gasolina y además, exportar. Adicionalmente, interconectaron las refinerías de Amuay y Cardón para optimizar sus procesos, creando el Centro Refinador de Paraguaná (CRP). Igualmente hicieron la internacionalización que colocó crudos pesados venezolanos directamente en los tanques de gasolina de los centros mundiales de consumo. De la vaca a la boca. Ahora… ni la vaca.
Es decir, la meritocracia petrolera redimensionó la manufactura petrolera, triplicando la capacidad de refinación hasta 3 millones de barriles por día.
Y la “revolución” … vendió, o destruyó las refinerías. Las refinerías de Venezuela hoy apenas trabajan, con suerte a un 20% de su capacidad, y de manera intermitente. De allí las colas y escasez de combustible. Por lo que es perentoria la necesidad de acometer costosos trabajos de reparación.
“Pdvsa es de todos”
Los venezolanos tenemos pleno derecho a saber los detalles del contrato de reparación de El Palito. En la época de la “oprobiosa” república civil, Pdvsa sometía las grandes inversiones petroleras al Congreso Nacional, y a la opinión de la ciudadanía. Hoy, si acaso se rumorea, que van a utilizar unos 110 MM de euros para unos trabajos en El Palito.
Como “ahora Pdvsa es de todos”, los venezolanos tenemos derecho a saber:
– ¿Qué se va hacer con ese monto?, ¿La refinería va a restaurarse plenamente? Los expertos dicen que esa cantidad es muy pequeña para lo que se requiere. ¿Otro parchete más?
– ¿Dónde está el proyecto? ¿Cuánto tiempo van a tardar? ¿Cuáles son las metas?
– ¿Cuántos iraníes van a incorporar a la nómina de la refinería?
– ¿Licitaron, u otorgaron el contrato a dedo?
– ¿Cómo se les va a pagar a los contratistas? ¿De dónde saldrán los fondos? ¿Se pagará en especie?
– ¿Irán tendrá dominio sobre la producción? ¿Cuáles son las características del contrato?
– Si este trabajo se puede hacer con venezolanos, ¿por qué contratan ingeniería de otros países?
Finalmente, ¿es cierto que luego los mismos contratistas le aplicarán reingeniería al Centro Refinador de Paraguaná?
Ya basta de tanta opacidad, de tanto rumor, de tanta exclusión, de tanta desinformación.
¿Y los técnicos venezolanos, por qué quedan fuera del proyecto?
El gobierno se la pasa pregonando negociación, diálogo, inclusión, apertura… y para este importante proyecto, ni siquiera le piden opinión al Colegio de Ingenieros de Venezuela, a la Academia de Ingeniería y Hábitat, o a tantas organizaciones y empresas de ingeniería plenas de técnicos venezolanos de nivel mundial, que ni siquiera son convidados de piedra. ¿Por qué el gobierno los ignora? ¿Con qué derecho?
Así, utilizaron médicos cubanos y hay más de 15.000 médicos venezolanos se han ido del país, y la salud pública está en terapia. Botaron a más de 20.000 técnicos de Pdvsa y provocaron la destrucción de la empresa. ¿Cuántos venezolanos útiles han sido excluidos de la producción industrial y agrícola de Venezuela? ¿Los sueldos miserables, son parte de la estrategia para acabar con la inteligencia del país? Pura destrucción estratégica “para comerte mejor”.
Con la reparación de las refinerías ignorando las capacidades nacionales, la “revolución” actúa como si Venezuela fuera un país sin ninguna tradición en materia de hidrocarburos. ¿Lesa humanidad?
Cadena de resurrección petrolera
Para que la población tenga gasolina, diésel y gas, deben repararse las refinerías. Para alimentar las refinerías (145.000 barriles diarios El Palito, 900.000 CRP y más de doscientos mil en PLC, Bajo Grande y Los Roques) se requiere incrementar la producción petrolera hasta por lo menos 1,5 o 2 millones de barriles por día. Para ello es necesario invertir miles de millones de dólares al año. Y los inversionistas requieren seguridad en el retorno de sus capitales.
Esa seguridad nace de la confianza en el gobierno. Y para confiar, deben observar señales como respeto, leyes adecuadas, independencia de poderes. Todo lo contrario de las señales que emite esta “revolución”.
El problema de la gasolina, como todos los del país, es sistémico. Su resurrección, es política.
Esta es la hora de la verdad (no de la posverdad), de la negociación (más allá del saludo y el retiro de las reuniones con excusas cursis), y de la sinceridad más allá del palabreo.
El gobierno tiene la obligación, de explicar con todos los detalles los proyectos de refinación a los venezolanos. Tenemos derecho a saber si se trata de otro parchete más. Porque el dinero no es del gobierno, es de todos. Ya basta de esta ruta hasta el cuarto o quinto mundo que estamos transitando y que sólo beneficia, por ahora, a la nomenklatura, y que apuntala este desvalijamiento nacional.
Los venezolanos, somos prioridad. ¡Hasta cuándo!