La ilusión y la realidad
En muchas ocasiones todos nuestros propósitos, creencias, certezas y hasta los más arraigados asideros morales tienen que enfrentarse a los colmillos de acero de la realidad.
En una reunión de compañeros de trabajo después de la jornada empezamos a jugar con el tema de que cosa nunca haríamos. Recuerdo que una de las amigas dijo con firmeza que ella nunca mataría a nadie. Le dijimos que cerrara los ojos y se imaginara esta escena. Un tipo acaba de violar a tu hija de catorce años y luego te violó a ti también. Mientras se pone la camisa queda de espaldas hacia ti y te das cuenta que dejó su cuchillo cerca, ¿qué harías? Abrió los ojos y casi gritando dijo “lo mato”.
Las circunstancias que nos rodean en un momento determinado pueden desviar cualquier firme propósito que tengamos. La invasión de Rusia a Ucrania entra en este tipo de circunstancias. El propósito de ir mejorando el ambiente y reducir las emisiones de CO2, de pronto, se enfrenta a una realidad donde toda Europa, en represalia, minimiza sus compras de gas y petróleo a Rusia y busca casi de emergencia cualquier otra opción de compensación energética incluyendo al invencible carbón.
Las guerras, sin excepción alguna, siempre han mandado largo al carajo los asuntos ambientales y en las batallas pareciera que cuanto más humo se logre pues mejor. Es difícil imaginar a algún ambientalista saliendo a protestar en medio de los tiros con carteles diciendo no tiren bombas no más CO2.
Mucho se ha rumorado que Putin en su disparatado intento en Ucrania y las serias dificultades que está teniendo, podría declararle la guerra (y quien sabe a quién más) de manera de justificar el reclutamiento de jóvenes rusos y reforzar sus tropas profesionales. Si eso sucediera, Venezuela, por la errada decisión de Maduro de apoyar abiertamente a los rusos, pasaría a ser un país enemigo de Occidente y quien sabe que consecuencias nos traería.
La otra realidad es que el régimen de Maduro ha sabido, a punta de tiros y de billetes enredar a la oposición y eso hizo que un grupo de tarúpidos (tarados y estúpidos) , bailando a eso de que “si no lo puedes vencer únete a él”, enviasen una carta al presidente gringo para que le quitaran las sanciones a Maduro. Algunos son chupamedias profesionales, así que no fue de extrañar, pero también entraron en las firmas, curiosamente, algunos antiguos come-candela en contra del chavismo, casi que tirando la toalla.
Y así, mientras tenemos la ilusión de un país en democracia y libertad debemos enfrentarnos a la dura realidad de una dictadura comunista e ineficiente, fuerza a todos los ciudadanos de la tierra de gracia, especialmente en el interior, a sufrir de cortes de electricidad, racionamiento de agua, colas para poner gasolina, deficientes servicios de salud, precaria educación para niños y jóvenes, una economía destruida y además rodeados de cualquier cantidad de bandoleros. Irse del país es una opción y la otra tragar grueso y sobrevivir.
Pero nada es malo para un solo lado. También los mandones rojos están cada vez peor. Decenas de conflictos internos, muy serios, van debilitando al régimen de manera acelerada. El agotamiento para mantenerse en el poder, a sabiendas de que lo hacen fuera de un mínimo destello de moral, se nota por todas partes. Pareciera que quisieran irse a disfrutar su fortuna mal habida y ya.
Y es precisamente allí, donde la oposición patriota que no negocia bajo cuerda con el régimen tiene una gran oportunidad.
El Frente Amplio Venezuela Libre del Zulia está recomponiendo su fuerza y es una sólida respuesta al clamor ciudadano que exige a los partidos políticos y a las organizaciones sociales trabajar unidos para salir de esta pesadilla. Ya son 14 partidos y 11 organizaciones sociales de gran importancia quienes componen el Frente zuliano que están trabajando en sintonía para lograr el objetivo.
Esta organización, junto a las muchas similares en los otros estados, puede convertirse en un enorme elemento articulador que haga que el grito ciudadano en Venezuela se escuche desde Alaska a la Patagonia y desde allí sea, además, noticia internacional. No es un sueño ni una ilusión, allí están los tractores prendidos, solo tenemos que dirigirlos hacia donde deben ir.
Va de cierre una buena de Savater: “La libertad de los muchos, perezosos o seducidos por la tiranía, se salva casi siempre por la determinación indomable de unos pocos que pelean contra lo que parece irremediable, contra lo verosímil predicado por los acomodaticios, contra lo que la prudencia sobornada por el dominio aconseja como lo más recomendable”.
Vamos a triunfar carajo, que nadie lo dude.