¿2024?
Con qué cruel facilidad algunos políticos plantean a los venezolanos que “esperemos hasta 2024”. Lo peor de todo es que para esa fecha no se vislumbra un proceso electoral medianamente aceptable. Al contrario, desde 2017 cada elección se empecina en ser más absurda, diseñada exclusivamente por y para el Psuv, por eso los dantescos resultados, la aceleración de la destrucción de nuestra otrora bella Venezuela.
Muchos tratan de forzar desenlaces ansiando similitud con, por ejemplo, Singapur, pero ignoran allí yace una férrea dictadura castrense adueñada de esa nación. También aspiran el chavismo haga el viraje hacia el modelo chino, convertidos a una economía de mercado salvaje, pero olvidan políticamente mantienen el comunismo atroz, eliminando los derechos políticos de la población, condenándolos vivir bajo la sombra de una poderosa/inescrupulosa élite. Lo propio ocurre con Vietnam, Rusia y demás países víctimas de la peste comunista, se vieron obligados evolucionar sus economías al “capitalismo”, pero políticamente continúan aplicando el comunismo para lo único que sirve: anclarse en el poder a través de la violencia institucionalizada.
¿Es posible aplicar desenlaces similares en Venezuela? Lo están intentando. El régimen echa mano a un sector político, antes considerado opositor, ahora simplemente secuaces contratados para fines macabros: aparentar democracia, aliviar sanciones (aunque las causas que las generan se ahondan) e intentar generar confianza para engatusar inversiones a fin el país, al menos, vuelva a ser lo que era en la hoy añorada “cuarta república” ¿Lo está logrando? ¡No!
El insultante slogan “Venezuela se está arreglando” es aplicado en el peor momento de todos, el país colapsa por los cuatros costados, el éxodo, la inflación se redoblan y, a excepción de USA con sus puntuales intereses petroleros, nadie evalúa invertir, solamente los mismos cómplices internacionales del chavismo.
El salvavidas de las remesas cada vez es menos efectivo, la economía del Covid, la invasión a Ucrania y la hiperinflación en nuestra distorsionada economía roja, hace que $100 de hace un año hoy rindan como si fueran 70 o menos, amén que las economías mundiales afrontan alza de precios por la coyuntura mundial, motivo por el cual los “remeseros” se ven obligados enviar menos dinero… una tragedia redonda.
Con todo esto, un sector político, con agregados de la oposición reconocida, nos insultan con la frase “¡Esperemos las presidenciales 2024!”… la gran pregunta ¿Qué hacemos mientras? ¿Qué agua bebemos, qué gasolina usamos, en cuáles hospitales nos atendemos, con cuál electricidad desempeñamos nuestras labores, con qué sueldo compramos comida, medicinas, ropa y un largo etcétera? No en vano se van a negociar en México, en territorio domado por uno de los más grandes carteles del mundo, así nadie “indebido” tendrá acceso a lo que allí se “negocia”.
En conclusión, son supremamente necesarias las primarias, pero sin CNE, sin “alacranes” y sin fines electoreros.
En segundo lugar, no es en 2024 cuando se debe emprender la lucha, sino este mismo año, la sociedad civil día a día enfrenta acciones de protestas, manifestaciones diversas sin el acompañamiento político, estos (los políticos) intentan imponer la agenda al ciudadano cuando son los políticos que deben secunda la agenda de los venezolanos.
Regalar dos años al régimen más oscuro de nuestra historia, mientras la población ve agudizar sus sufrimientos y el chavismo se radicaliza, no debe dejar dudas es una prédica de colaboradores del chavismo o incapaces perfectos. Digámosle ¡Fuera! y escojamos gente sintonizada con lo que el país requiere.
@leandrotango