Tips para cambiar a Venezuela
Lo primero que debemos asimilar es que jamás deben ser aceptadas las excusas de los gobernantes, así sean ciertas, porque su labor, desde que asume el poder, es enfrentar las vicisitudes y resolverlas ¿De qué sirve un gobernante que solo sepa endilgar culpas a terceros, al pasado, a sus enemigos? Desde que asume todos los problemas existentes (y los que se generan) son suyos, su única misión es solucionarlos, es la esencia de gobernar.
Lo segundo, una verdadera oposición no es aquella que se opone a todo lo que su rival plantea, sino a lo que realmente está mal o posee mejores alternativas de abordaje en términos de costo, tiempo y resultados. Tampoco es una oposición aquella que secunda todos los escenarios que propone su rival, más aún cuando su contendor no es democrático.
Lo tercero, hay que conocer diferencias entre poder y autoridad. El poder se ejerce a través de la fuerza y la autoridad a través de la ética/la moral, o sea, vía cumplimiento de la ley y preceptos democráticos… la institucionalidad. Se puede contar con mucho poder y carecer totalmente de autoridad, es justamente lo que ocurre en Venezuela desde hace tiempo.
En cuarto lugar, es menester saber diferenciar entre un político común y un hombre de Estado. El primero puede valerse solo de la empatía, de su capacidad de transmitir lo cual es importante pero no determinante, incluso, puede saber extraer oportunidades cuando se le presenta. Sin embargo, un hombre de Estado es un personaje integral, con preparación experiencia y visión, pero no cualquier visión, sino conocer con exactitud las fortalezas y desventajas del ámbito geográfico/demográfico que administra, saber cómo abordarlas.
Una característica primordial de un hombre de Estado es que se sabe parte de un equipo y de su condición de prescindible. Un político común buscará ser idolatrado, perpetuarse en el poder… nuestra nación ha sufrido océanos con estos infames personeros.
En quinto lugar, jamás de los jamases debemos creer en las coincidencias políticas, ellos (los políticos) saben perfectamente lo que hacen, por ejemplo, prestarse para procesos electorales inconstitucionales y antidemocráticos supone claramente alguna malsana retribución, nadie integro se prestaría para un escenario delictivo como ese. Tan es así, desde 2017 los venezolanos en su basta mayoría decidieron no participar a través del voto, comprendieron que sin instituciones imparciales el voto daña, se presta para intereses fuleros… ¿Usted cree que quienes aceptan ser candidatos en esas condiciones no lo saben? Por supuesto que sí.
En sexto lugar, la política no es encapsulada, atañe a los vecinos, bien sea dentro del mismo país (entre municipios, estados) o entre países vecinos o cercanos, lo que ocurre en Venezuela, por ejemplo, afecta a Brasil, Colombia, Panamá por mencionar solo los cercanos. En consecuencia, más aún con la globalización (o globalismo) cada país busca intervenir, en alguna escala, en lo que pasa en los demás, a veces positivamente, a veces negativamente.
En séptimo lugar, en política pululan las hipótesis, las teorías, las suposiciones, pero son los hechos los que permiten descifrar la real realidad. La realidad es una y puede ser interpretada de mil maneras, allí la importancia de la objetividad. Las ideologías son un veneno social que solo buscan beneficiar a sus predicadores, tergiversan la realidad a su entera conveniencia ¡ojo!
Finalmente, todo lo anteriormente señalado solo busca un objetivo: Entender por qué nuestra otrora bella nación atraviesa su oscurantismo, sencillamente, porque todo está invertido, políticamente el país se ha convertido en un feudo para pocos, han retrocedido intencionalmente nuestra cultura política a niveles infantiles, tergiversando incluso nuestra esencia, nuestra venezolanidad ¡Requerimos despertar!
@leandrotango