Problemas micromegas rojitos
Uno de esos cuentos que se leen de un tirón es el Micromegas de Voltaire. Se trata de un tipo, Micromegas, que mide varios kilómetros de alto y viene dando tumbos desde un planeta enorme y llega finalmente a la tierra e interactúa con sus diminutos habitantes.
Se nos vino a recuerdo para significar el “tamañote” de los problemas que nos han regalado los rojitos, que, a nuestro criterio, poseen tres dimensiones, la económica, la política y la de seguridad.
1- La dimensión económica. El país está hecho una ruina. Todo funciona bastante mal (con excepción de la corrupción) y sin algo que indique una esperanza de mejora. Los servicios de electricidad y agua son infames, los servicios públicos de salud dan asco, la producción de empresas casi eliminada, no hay trabajo, la gente se va a montón a otros lugares y la creación de pobreza pareciera ser el propósito y la marca de fábrica del régimen.
Para solucionar esto se requieren grandes cantidades de dinero, pero, afortunadamente, lo tenemos debajo del suelo. En el 2002 se producían 3 millones y medio de barriles por día de petróleo, hoy solo se producen 700 mil. Lo dejado de producir es equivalente a 250 millones de dólares por día, 7500 millones de dólares mensuales y 90.000 millones de dólares al año. Ese el daño cuantitativo que estos ineptos rojos le causan a Venezuela.
La recuperación del país tiene una gran oportunidad en el rescate de su industria petrolera, pero, como no tenemos cobres, habrá que atraer a compañías privadas nacionales e internacionales para que lo hagan.
Algunos pro gobierno se defienden diciendo que la vaina está mal por las sanciones. No, la cosa estaba muy mal muchísimo antes de que aparecieran y, de paso, esquivarlas no es tan difícil. Así que a otro con ese cuento. Y ya que estamos con Voltaire una de sus frases : “Para el malvado, todo sirve de pretexto”.
También otros argumentan que el mercado petrolero se va a acabar pronto por las nuevas fuentes de energía renovables. Eso es mentira, la demanda de petróleo va a seguir en ascenso por el aumento de población y aumento de calidad de vida a pesar de la entrada de las nuevas fuentes de energía.
2- La dimensión política. Sin lugar a dudas este régimen es una dictadura comunista. Le pueden poner el maquillaje que quieran, pero eso es lo que es. A pesar de que se mantiene una farsa de TSJ, CNE, Fiscalía, Asamblea Nacional, Contraloría, entre otros, todos responden al mandón de Miraflores y de rodillas y si bien tratan de mostrar una imagen de democracia al mundo exterior, todos aquí sabemos que solo se trata de una infame parodia Micromegas.
La solución es sacar a estos tipos y volver a un verdadero sistema democrático. Por ahora hay muchas iniciativas en marcha. Una es prepararse para unas elecciones en 2024 e ir eligiendo con algún sistema manual a los que participarán por la parte opositora, otros prefieren un consenso que no ocasione roces y desgastes y hasta existe la idea de llamar a una asamblea constituyente, además del congelado diálogo mexicano.
El peligro de que estos comunistas de pacotilla hagan (lo que mejor saben hacer) trampas, está sobre el tapete y la solución electoral tiene muchos nubarrones en el horizonte. Por lo que fuera, uno de los mecanismos que se muestra con gran fortaleza unitaria es el Frente Amplio Venezuela Libre el cual agrupa a la mayoría de las organizaciones políticas e instituciones. Este Frente es la respuesta viva al clamor de unidad que exigen los ciudadanos.
3- La dimensión de seguridad. Quizás este es uno de los problemas más complejos y difíciles de resolver. Miles de cubanos, iraníes, rusos, chinos, guerrilleros de ELN, de las Farc, decenas de bandas, colectivos armados, estructuras de narcotráfico y posiblemente otros pillos, campean en Venezuela tal como si esto fuera una guarida.
Desmantelar esto no va a ser fácil pues tanto las Fuerzas Armadas como los cuerpos de seguridad están acostumbrados a cualquier tipo de maña que represente una oportunidad para obtener dinero o beneficios. A todos ellos se les ha enseñado a convivir con todo este malandraje de manera que declararlos no deseables no va a ser suficiente. Quizás algún experto podría opinar sobre como solucionar este asunto, pero pareciera que el primer paso sería reponer a casi toda la oficialidad de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad e imponer una nueva moral.
Mucho por hacer, pero Venezuela lo requiere. No nos queda otra que vencer.