Para ganar la batalla de las ideas
Es indudablemente la primera de las batallas a conquistar en medio de cualquier conflicto. Porque es bien sabido que al seducir el corazón y la mente de una persona en favor de aquella nuestra causa obtendremos un bastión inexpugnable, herramienta invaluable en toda guerra, sobremanera en estas de liberación nacional.
Allí nos encontramos, en medio de una etapa sombría, carentes de un liderazgo visible ante el régimen de facto socialista cada día más depravado, cada día más opresor, debido precisamente a la sensación de impunidad que le brinda esa ausencia notoria de oposición, qué decir de una resistencia.
Corresponde entonces jugar ¨las cartas en nuestras manos¨. Ahora cuando el 90% de la población adulta venezolana anhela el restablecimiento de la democracia por cualquier vía constitucional, debemos orientar a todos y cada uno de esos conciudadanos sobre la plena vigencia del artículo 250 de la Constitución de la República de Venezuela del año 1961.
Porque la superioridad conceptual de un régimen democrático de libertades frente al socialismo es tan abismal, y la necesidad de restauración tan perentoria, que basta con exponer la realidad de sus postulados para avivar el fuego de la esperanza en medio de las tinieblas.
Si algo está certificado en la historia de la humanidad es que ningún pueblo resulta exterminado sin antes haber luchado al menos para sobrevivir. Venezuela no será la excepción, pelearemos ¡Viva la República de Venezuela! Oración y trabajo.