Carta de 29.999.975 venezolanos
Resulta asqueante que un ciudadano esté de acuerdo con la imposición de sanciones internacionales a su país. Sin embargo, no es algo tan sencillo y no es un tema blanquinegro. En nuestro caso, repudiamos las sanciones, en consecuencia, elevamos nuestra voz de protesta para que cesen las causas que las motivan, así propiciar el retorno de la constitucionalidad, de nuestra democracia y reinsertar nuestra nación al ámbito internacional donde pertenece estratégica y geopolíticamente ¡a occidente!
Existen dos tipos de sanciones. Las que involucran de forma general a la administración chavista en todos sus ámbitos, en cuanto gran parte de la comunidad internacional no reconoce las elecciones desde 2017 donde resultaron electas. De ese modo, estos países/bloques no confieren capacidad jurídica al chavismo para representar los intereses/bienes de Venezuela. Por otro lado, nos topamos con sanciones personalísimas, de las cuales la inmensa mayoría solo conocemos lo que apreciamos por los distintos medios y redes sociales.
Existe un agravante contra el chavismo. Sí existe opacidad en los 23 años de revolución chavista ha sido en lo referente a los procesos electorales y en la administración de los recursos del Estado, enfoquémonos en lo segundo. Es muy “extraño” que, a pesar de las infinitas denuncias de actos de corrupción criollos, y con vinculaciones foráneas, no exista ni una sola persona investigada, enjuiciada ni detenida. Por ejemplo, no nos olvidemos de la desconcertante desaparición en 2012 de más de 20 mil millones de dólares del BCV, a la fecha ese delito se encuentra impune, dicho sea de paso, acto de corrupción denunciado por la misma autoridad bancaria nacional del momento.
La corrupción milmillonaria que gira en torno al caso Odebrecht dio la vuelta al mundo, vale resaltar, Venezuela fue el país, luego de Brasil, donde esta constructora firmó y cobró más contratos, esas obras no se culminaron, algunas ni se comenzaron, los recursos no aparecen, nadie ha sido responsabilizado. Lo propio ocurrió con Panamá Papers, Pandora Papers, la repentina aparición de cuentas mil millonarias en bancos al rededor del mundo y pare de contar. Por tal motivo, es fácil deducir que la destrucción de la CVG, Pdvsa, del sistema eléctrico nacional, de nuestros hospitales, universidades, infraestructura nacional, etcétera, no son atribuibles a las sanciones, comenzó muchísimo antes, el problema de fondo no ha sido la falta de recursos, sino el oscurantismo que ha envuelto su manejo.
Por otro lado, los controles y racionamientos en el país también comenzaron mucho antes de las sanciones, desde época de Chávez el centralismo ultroso ha sido la marca de fábrica del régimen en lo que va del Siglo XXI. La idea fuerza del expresidente fue controlar/racionar toda actividad en el país bajo la errónea creencia “el boom petrolero era eterno, daría para todo” y que Pdvsa podía prescindir de la meritocracia, pagamos muy costosamente dichas decisiones.
Por si fuera poco, en 2014, antes de las sanciones, se imitó el mecanismo cubano de racionamiento de la comida, política gubernamental que controla a la sociedad a través de su necesidad más básica, la alimentación. En época de sanciones, con Pdvsa quebrada por corrupción y desidia, no fue sino hasta 2020 aproximadamente que el régimen se vio obligado pausar sus políticas controladoras y, a fin de evitar la caotización del caos, permitió diversos mecanismos de pago que involucran divisas, lo que oxigenó la actividad comercial.
En 2022, con la inyección de capitales anónimos, el sector terciario de la economía muestra mayor dinamismo, la gran pregunta ¿Hasta cuándo? porque en la forma como ocurre extingue la producción nacional y empuja hacia arriba la inflación. Las reservas internacionales, con las que se represa la devaluación de nuestra agónica moneda, se acaban y, ya en campaña presidencial 2024, Maduro reincide en inyectar grandes cantidades de bolívares sin respaldo a lo que queda de nuestra economía… solo 25% de lo que era en 1998.
Ahora bien ¿Qué ocurría sí se levantan las sanciones? Obviamente la administración de Maduro pudiera obtener más recursos, principalmente de sus socios porque, no existiendo seguridad jurídica, el fantasma del castrismo vivo/coleando y una economía distorsionada, el país aún está muy lejos de ser objetivo de inversiones en masa.
No creemos el chavismo invertiría esos recursos para garantizar el disfrute de nuestros derechos y libertades, para rediseñar una educación de vanguardia, una institucionalidad fiadora de nuestras garantías constitucionales, ni en una infraestructura que permita cada venezolano desarrollar al máximo sus potencialidades y capacidades, pues el castrismo venezolano depende exclusivamente de la generación de dependencia del ciudadano para con el gobierno, así lo han confesado importantes figuras suyas. En la medida que los venezolanos se desarrollen personal y profesionalmente serán menos dependientes del chavismo… es una ilusión creer el régimen lo permitirá.
Con semejantes alegatos, opinamos, los nuevos recursos que recibiría el régimen serían inyectados en los mismos mecanismos de control social, como los indignantes Clap, apertrechamiento a las fuerzas de seguridad para reprimir, exiguos bonos Carnet de la Patria, entre otros ¿Por qué? Porque cuando había infinidad de recursos y el chavismo tenía mejores niveles de apoyo, la meta fue “controlar, racionar, reprimir” ¿Por qué va ser diferente ahora cuando al menos 8 de cada 10 venezolanos lo repudian, además de todo lo que le acontece internacionalmente como las recompensas, la Corte Penal Internacional y demás acusaciones? El castrismo venezolano no busca gobernanza, sino retener el poder… ha quedado muy claro.
Se ha demostrado, lo que ocurre en Venezuela en nada ha tenido que ver la abundancia o carencia de recursos, Venezuela es inquebrantable en términos económicos, además, el chavismo (así lo ha dejado saber con orgullo) ha sabido burlar las sanciones. El sometimiento social, el caos para distraer/mantener ocupada a la gente y el oscurantismo en el manejo de los recursos, han sido una meta tristemente alcanzada.
Lo acontecido en semana santa es otra irrefutable prueba de la jerarquización de las necesidades de quienes hoy conducen al país. Alcaldías y gobernaciones destinaron infinidad de recursos públicos a festividades y conciertos a pesar que sus poblaciones no cuentan con agua por tuberías, escuelas o liceos aptos, ni hospitales abastecidos… el show debe continuar.
En conclusión, si las sanciones internacionales son anuladas en las actuales condiciones en que se encuentra el país solo se beneficiarán unos cuantos, pero sí se corrigen las causas que generan las sanciones se beneficiará todo el país.
Insistimos, repudiamos las sanciones, son una traba para la nación, pero la única manera en que Venezuela pueda recobrar su camino a la paz, al crecimiento, a la inversión, es a través del levantamiento de sanciones.
Para lograrlo, se deben superar todas las causas que las generan, mismas que por más de dos décadas han transformado la nación en una totalmente ajena a su historia, a la venezolanidad, divorciada de los fines por los cuales nuestros próceres entregaron sus vidas ¡Urge el rescate del hilo democrático y constitucional!
@leandrotango