Que molleja de lío
La verdad es que uno no sabe por dónde empezar para comentar el enorme sancocho donde está metido el mundo en general y los venezolanos en particular. Lo único que podemos aceptar como positivo es que las muchas noticias nuevas han hecho que desaparezca el malhadado covid de los medios de comunicación y eso ya pone en su sitio a ese fastidiosísimo caliche.
La guerra en Ucrania es lo más trágico y noticioso. Ya no falta mucho para que los rusos entren en la capital lo que simbolizaría la conquista de Ucrania. Pero lejos está de que esto sea así, pues la guerra irregular que desarrollan los ucranianos frente a la guerra convencional rusa, puede hacer que las cosas sigan muy complicadas para Putin. Hasta ahora la resistencia ha mostrado fuerza y determinación y seguramente seguirá por mucho tiempo y continuará desgastando las malas finanzas rusas.
Independientemente de lo que suceda en adelante, a ojos del mundo, Putin se ha convertido en alguien en el que no se puede confiar y en general despreciable. Por su parte el presidente ucraniano, Vlodomir Zelenski, ha pasado a ser un ejemplo de coraje y patriotismo y, aunque lo maten, pasará a historia de los hombres que vale la pena imitar.
La pregunta es si Putin seguirá, en su alocada mente, con el deseo de ser conquistador de otras naciones y haga que se enrede aún más la cosa. Por ahora estamos en el escenario de lo absurdo donde, por un lado, Putin amenaza con bombas nucleares y, por el otro, Biden lo castiga prohibiendo la importación de vodka. Pero las tensiones pueden ir a peor con mucha facilidad.
Este suceso muestra la madeja de interrelaciones que existen en el planeta y posiblemente la más clara es la dependencia de Alemania del petróleo y gas ruso lo que enreda las sanciones a Putin. Es altamente probable que a partir de esta experiencia los países miren su autosuficiencia energética y alimenticia como el camino a seguir. Está claro que las ventajas económicas han pesado mucho al momento de hacer las interrelaciones, pero no hay buena respuesta a la pregunta de qué pasa cuando estas se rompen, como es el caso.
Lo cierto es que pocos rincones del mundo no se han visto afectados con el conflicto en Ucrania y está en progreso un reacomodo en muchas facetas de este lío mollejúo. Una de ellas, fue la inesperada visita de unos voceros de la Casa Blanca americana que vinieron a hablar con Maduro.
Sobre esto hay varias conjeturas. La más usada es que los gringos vinieron a ver si podían comprar petróleo en Venezuela pues ya no se lo compraban a los rusos y “andaban fallos”. Por nuestra parte creemos que las cosas fueron diferentes. Es probable que la inteligencia cubana hubiese aconsejado a Maduro “bajarle 2” a la mala relación con los gringos pues al haberse mostrado “urbi et urbe” a favor de Rusia se convertían en un potencial objetivo militar.
De manera que Maduro le hizo saber al embajador Story, a través de alguien de la oposición, su deseo de reanudar las relaciones. Por su parte los gringos pueden haber visto un acercamiento como una forma de decirle a los rusos que su aliado está conversando con el enemigo y que además podían presionar para volver a las negociaciones en México, tratar de liberar los presos de Citgo, abrir la embajada y, de paso, hablar de aumentar la producción de petróleo para satisfacer al Super lobby que tiene Chevron desde hace años.
Pero lo cierto es que la foto de los gringos con Maduro dejó boquiabierto a “Raymundo y tol mundo” pues como era posible que acusaran a Maduro de narco, violador de derechos, dictador y otras perlas y se vinieran a tomar café con el tipo como si nada. La reacción de la opinión pública fue terrible hasta de llamar al pobre Biden inmoral y en mala hora pues este caso se está utilizando como elemento político en contra de los demócratas para las cercanas elecciones en los Estados Unidos.
La visita del gobierno de USA a Maduro tiene, además, la lectura del debilitamiento de la figura de Guaidó y aunque los voceros gringos han tratado de remendar con nuevas declaraciones de que a Guaidó es el que reconocen, lo cierto es que el roto ya se hizo y le ha movido los cimientos a los opositores al ver que, nuestro principal aliado, también podría dejar de serlo.
Quizás esta lección nos sirva para entender que la solución a la tragedia venezolana está en nuestras manos y no en las de otros y que, si el monstruo infernal que representa Maduro no nos produce la urgencia de unirnos para combatirlo y derrotarlo, es porque hemos dejado de verlo como un peligro real e inminente y esperamos que la magia del tiempo nos solucione el asunto con poco esfuerzo.
Es momento de reflexión de todo el liderazgo político. Es momento de cerrar filas y seguir dando la pelea.