África desafía la «razón y la ciencia» de Occidente
En un reciente artículo en The NewYork Times, firmado por Stephanie Nolen, se presenta a Africa como un misterio para los científicos por sus bajas tasas de mortalidad por Covid. La mayor parte de los países subsaharianos, excluyendo los del cono sur, han registrado a la vez, bajas tasas de vacunación, de infección, de hospitalizaciones y de muertes por coronavirus.
Nolen es una galardonada periodista en Canadá, exjefa de la oficina en México para América Latina, África y Asia del diario de Toronto, The Globe and Mail. Actualmente es corresponsal para la salud global de The New York Times y se define a sí misma como escritora, periodista y conferencista especializada en temas de exclusión y desigualdad social, y más recientemente en la pandemia.
Sin vacunas y sin encierros, África lidió mejor con la pandemia que el arrogante, paternalista y prepotente Occidente. Una realidad que debe estudiarse sin prejuicios ni queriendo conseguir justificaciones artificiosas. Una lección que debe aprenderse con humildad y respeto hacia la gente.
Pero cuando se tiene a la prensa apoyando al poder político se pueden suprimir a mansalva derechos y extirpar libertades sin escrúpulos, solo armados de un dogmatismo revestido de sabiduría y omnisciencia. Muchos políticos, periodistas y opinadores de oficio deberían disculparse por habernos jodido tanto la vida más allá de lo necesario, más tiempo del que justificadamente se necesitó para reaccionar inicialmente ante una amenaza sanitaria sobrevenida y más invasivamente en nuestras vidas de lo que objetivamente era razonable para mantener la salubridad.
Esta pandemia quizás nos dejará más lecciones en lo social y en lo político, que en lo epidemiológico. Descubrimos una voluntad totalitaria en gobiernos, en medios de comunicación y en sociedades con intachable reputación democráticas, liberales y morales. Gobiernos dispuestos a perseguir a los no vacunados como el de Macron: “je vais vous enmerder…”, medios que chantajeaban moralmente a sus lectores acusándoles de insolidarios por pedir dosis de refuerzo mientras “no habían vacunas” para los africanos y gente común convertida en inopinados guerrilleros del teclado dispuestos a linchar a Djokovic…
Twitter: @WolfgangUMolina