Las cinco cosas que deberíamos tener claras acerca del 12 de Octubre

Opinión | octubre 13, 2022 | 6:20 am.

Revisitar el 12 de Octubre de manera desprejuiciada nos debería llevar a preguntarnos quienes somos, de dónde venimos y a donde vamos, saber cuándo Hispanoamérica quebró su rumbo y degeneró en el cuadro actual de atraso y dependencia; y sacar conclusiones que nos den claves para el futuro. Par mí, al menos cinco cosas podemos tener claras:

1.    No hubo genocidio, pues teniendo fundamente la evangelización como motivación principal de la conquista, la vida de los amerindios tendió a preservarse. Lo que hubo fue mestizaje y mucho. Mientras subía la de mestizos, a población originaria de América a la llegada de Colon, que las estimaciones más serias cifran en unos 11 millones, comenzó a declinar pronunciadamente a causa de la falta de inmunidad frente a las enfermedades traídas de Europa, pero no como consecuencia una voluntad expresa de aniquilación. Los indios no fueron masacrados, viven dentro de nosotros así lo delata la etnicidad de la mayoría de los hispanoamericanos.

2.    Tampoco hubo propiamente una conquista. En todo caso, no una usual producto de la supremacía militar. Los 50 mil españoles que vinieron a América durante el todo el siglo XVI no habrían tenido ningún chance frente a una resistencia determinada y eso, a pesar de la superioridad tecnológica y de las estrategia bélicas. Simplemente los propios indígenas resolvieron adoptar la cultura hispánica. Se “apropiaron” de su religión, su idioma, sus nombres y de su sistema legal y de comercio. ¿Por qué lo hicieron? No eran tontos y se percataron que la civilización española era más avanzada que la propia y la adoptaron. Hubo, ni más ni menos, una absorción cultural.

3.    Atacar al 12 de Octubre es atacar a nuestra propia identidad. Es arremeter contra nuestro origen. Desde hace unos años el comunismo cultural ha lanzado una guerra racista y xenófoba contra Hispanoamérica reeditando la Leyenda Negra y explotando seculares sentimientos de inferioridad. Ha sido una invitación revanchista a vivir en un pasado viejo de cinco siglos con el objetivo de atacar sus cimientos fundacionales para dominarla. Un esfuerzo inútil y sin sentido por ser imposible, pero sobre todo porque si pudiéramos impedir que Colón desembarcara, entraríamos en la paradoja del abuelo: nos mataríamos a nosotros mismos. Somos el resultado de lo que pasó a partir de aquel día. Somos herederos del Conquistador y del conquistado.

4.    El Descubrimiento, junto con la Independencia, son las dos paradas del estudio simplista e interesado que se hace de nuestra Historia. Ambos son abordados con un sesgo ideológico para ahondar la pérdida de identidad y de pertenencia a la cultura hispánica. Un sesgo que nos impide entender que somos una proyección de Europa y en particular, de España con matices propios. Que habernos lanzamos en una guerra de independencia fue un error. Que no teníamos necesidad entre matarnos para conseguir lo que inevitablemente pasaría, la autonomía de gobierno y luego la independencia; pero que al hacerlo, destruimos nuestra pujante economía, las instituciones, la estabilidad política y la paz que teníamos; pero sobre todo, la unidad.

5.    Mi nueva nación es el español. Hispanoamérica constituirá uno de los seis grandes pueblos del mundo que prevalecerán en población, extensión territorial e influencia cultural. Con la misma lengua, religión, idiosincrasia, valores y costumbres, e incluso, con una etnicidad variada pero con los mismos componentes raciales que nos hacen únicos y reconocibles universalmente, el destino natural es la reconstitución de la nación que fuimos. Una futura confederación supranacional para proteger nuestra identidad y defendernos de la amenaza aniquilación cultural por fuerzas internacionales globalizantes.

El “12 de octubre” es nuestro día. Un día para afirmarnos y reivindicarnos. Somos la nación que nació ese día de 1492. Allá los que no quieran celebrar que existimos.

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