¿Se reconectará la oposición?
Uno de los principales errores de la oposición (la reconocida, la de Guaidó) es que enfrasca su discurso en lo electoral, y muy lamentablemente, todo el espectro del voto en el país es rechazado fehacientemente por los venezolanos desde 2017, fecha en que el sufragio se convirtió formalmente en un acto del régimen, pues impone partidos, sus directivas, candidatos, electores y votos.
De ese modo, insistir en el sufragio solo generará procesos electorales ilegales e ilegítimos, con anémica participación donde, dicho sea de paso, la mayoría de los asistentes lo hacen bajo coerción, por temor a perder una determinada dádiva del régimen.
Barinas dejó muy claro (por enésima vez) que mientras las instituciones públicas se encuentren bajo control absolutista del chavismo, el régimen preserva todas las facultades, competencias y recursos de los espacios que los venezolanos le arrebatan por la vía del voto, es decir, votar en estas condiciones absurdas de nada vale, solamente para fingir una democracia inexistente e inflar falsos e inútiles discursos esperanzadores.
Por otro lado, se mantiene una total desconexión con la Venezuela real, mientras Guaidó habla solo de elecciones libres y justas, los habitantes del país solo se ocupan de su realidad personal/familiar, de la búsqueda de los alimentos, los pasajes, medicinas, agua, algún servicio de salud, tratando de encontrar gasolina, gas, entre un sinfín de indignidades más.
Bueno sería para la organización opositora que, en lugar de velar solo por sus propios intereses, atendieran las necesidades reales de los venezolanos desde los municipios, los estados. Una de las formas más efectivas es coordinar la presión social ante las autoridades correspondientes, por ejemplo, para exigir la solución definitiva del servicio de gas, de electricidad, agua, para exigir se detenga la inflación, para que se mejoren los servicios públicos de salud, para contener la inseguridad, entre tantas otras acciones.
Pudo haber sido un buen momento exigir, ante la embajada de Trinidad y Tobago, castigo al asesino del bebé venezolano, además de exigir se detenga el apartheid que padecen nuestros coterráneos en esa nación cuyos nativos siempre fueron bienvenidos en esta otrora tierra llena de gracia. También es oportuno señalar que esa misma presión se pueda ejercer ante el régimen chavista, por su indolente inacción en este trágico caso.
Otra oportuna acción sería ejercer presión social (avaladas por nuestra CRBV) para que el régimen “ni se le ocurra” formar parte en un posible conflicto bélico en Europa oriental, totalmente ajeno al país, donde solo se beneficiarían las sociedades políticas de ambas naciones, Rusia y Venezuela. Pagaríamos un innecesario y elevadísimo costo en momentos donde nuestro país padece su peor crisis humanitaria en toda su historia.
Nunca es suficiente alertar que desde 2002 la oposición en Venezuela comete el mismo error, seguir la agenda del régimen, donde sus tretas estrellas son los presuntos diálogos y elecciones ilegales e ilegítimas. Es prudente resaltar que en los momentos que el chavismo ha flaqueado es cuando la política sale de su agenda y ha sido la presión social la que lo ha hecho temblar.
Para reconectarse, la oposición debe escuchar el “grito de dolor” de la sociedad venezolana, acudir a él, atenderlo, tenderle la mano y orquestar acciones tendentes a la resolución de los problemas. Mientras la prédica sea política y no de la real realidad la oposición del país continuará en solitario. Para que Venezuela recobre su senda constitucional y democrática lo partidista debe quedar a un lado, debiéndose amalgamar todos los sectores nacionales, sus intereses, en acciones que reflejen lo que realmente necesita el país.
@leandrotango