¿Revocatorio?
La variante del Psuv, la “Alianza Democrática”, es incansable en sus mandados. Ahora propone que la “próxima lucha” sea las presidenciales 2024 a pesar de que, nuevamente, se demostró que lo electoral con instituciones psuvizadas es inoficioso para los venezolanos. Incluso, la abstención – estrategia que más ha golpeado al régimen- es poco lo que pueda seguir aportando.
Lo cierto es que el caso de Barinas deja al descubierto que incluso para el régimen lo electoral es demasiado cuesta arriba, sobre todo cuando, en error garrafal, sobrepone sus símbolos a la sensatez, alejando el pragmatismo y hundiéndose en su océano de ilegalidades.
El revocatorio simplemente serviría para continuar engrosando el expediente de delitos electorales. Algunos mandaderos del chavismo señalan numéricamente es imposible considerando la abstención y la migración, argumento que creemos es insostenible. Quienes aún permanecen en el país mantienen un in crescendo sentimiento de rechazo contra todo lo que representa Maduro. Muy seguramente los más de 6 millones de votos necesarios para revocarle pudieran ser incluso duplicados… desde luego, en un escenario institucionalizado.
Ahora bien, sabemos el régimen jamás permitirá el revocatorio tal como obró en 2016, a pesar que ello implicaría el reconocimiento a Maduro y su régimen pues: ¿Cómo revocar a alguien ilegal e ilegitimo? Son muchos los escenarios que se pueden suscitar, pero ninguno se corresponde con lo que debería ocurrir en un ambiente constitucionalizado, todos son originados desde el oscurantismo que se apoderó del país en el siglo XXI.
El revocatorio es un escenario inestable tanto para el chavismo como para sus detractores. Sea como sea, estaría ceñido por instituciones psuvizadas, sin mencionar que su instrumentación no se encuentra normada, todo sería a real placer del CNE, poder que tiene 18 años siendo diseñado por y para el chavismo.
El revocatorio, como estrategia opositora, tendría utilidad sí buscase generar reacción social ante las consabidas ilegalidades y desafueros con los que el régimen tratará de ajustarlo a sus intereses, sin embargo, el reconocimiento previo que implicaría a Maduro (y a su régimen) lo hace muy riesgoso. Probablemente el chavismo, a través de sus colaboradores desechables, buscará activarlo cuando tenga 100% previsto los resultados tanto en votos como en tiempo, así solo extraer de ello el presunto reconocimiento anhelado.
El chavismo tratará de fomentar escenarios (a través de sus colaboradores como la Alianza Democrática) donde su control absolutista de las instituciones públicas sea la garantía de los desenlaces.
Por otro lado, estimado lector, la oposición venezolana se encuentra casi en cero.
María Corina Machado ha asomado una propuesta muy sensata. El asunto es que en la actualidad no está claro quiénes se someterían a estas primarias ciudadanas, considerando quienes han figurado como líderes opositores hasta el momento no debe permitírseles participar en aras de “nuevas caras, nuevas acciones”.
De este modo debemos saber que una real oposición no se presta para elecciones con instituciones psuvizadas, no negocia sino que buscaría imponer lo legal y legítimo, jamás seguiría la agenda del chavismo y, sobre todo, no cesaría en la presión social, estas son las pistas de la nueva oposición requerida para los venezolanos.
Sí hay algo que tema el chavismo es que aparezcan líderes opositores que hagan empatía con los venezolanos, que no sigan la agenda roja y activen las calles en el país. Por eso es importante que una falsa oposición mantenga todo esto al margen de la discusión y la acción.
@leandrotango