La ruta de la resistencia civil
Luego de la publicación del más reciente comunicado de ANCO titulado “La Asamblea Constituyente, el espacio para la Refundación y Autodeterminación del Pueblo venezolano”, muchos de nuestros amigos, que ya están convencidos de la ruta Constituyente, han manifestado su preocupación que en ANCO no nos encontremos transitando un camino más activo, más allá de nuestros comunicados, así como de negarnos a participar en una farsa electoral, que ciertamente nos ha polarizado con grupos que legítimamente creen que ese camino nos conduce a mantener la resistencia civil en contra de este régimen delincuente. Y tienen razón.
Durante el Foro al que gentilmente me invitaran los amigos de Caracas Ciudad Plural y la discusión posterior que se originó, se puede constatar que muchos venezolanos, no necesariamente parte de la cohabitación con el régimen, siguen estando de acuerdo con la ruta electoral con este régimen, convencidos en serio que eso es lo que nos queda por hacer con este grupo delincuencial que azota al país y que ilegítimamente usurpa el poder en Venezuela.
He escrito en el pasado en relación al tema de votar en contextos dictatoriales, por lo cual no volveré a las razones por las cuales creo que es una pérdida de energía que bien puede utilizarse de una manera más efectiva en contra del régimen, además de que el mismo acto de participar electoralmente con quienes hemos desconocido como demócratas, les da a ellos de por si un ropaje democrático que confunde a quienes nos desean ayudar a sacarlos del poder.
Si esa energía se focalizara, no en buscar competir con un régimen que “gana” y “no gana” donde le es conveniente porque tiene en su poder el mecanismo para elegir a quien desea, sino en organizarnos en una sola fuerza de resistencia civil, todos aquellos que deseamos lo mismo tuviéramos un mayor éxito para avanzar, aunque sea en centímetros, en este largo camino que enfrentamos desde hace 22 años, en el objetivo común de salir del régimen.
Es por eso que considero una discusión bizantina entre pares polarizarnos entre votar o no votar. Es una discusión donde el régimen siempre gana. El argumento que siempre escucho –y lo volví a escuchar durante el Foro- según el cual “si no hubiéramos votado en el 2015 no hubiéramos tenido una Asamblea Nacional de la “oposición” y por consiguiente no se hubiera logrado el reconocimiento internacional”, es un mito que se ha convertido en un mantra de los que aun creen que el régimen se le puede vencer en un terreno donde jamás tendremos acceso completo: el CNE.
En primer lugar, en el año 2015, no ganó la oposición, perdió el régimen. Eso lo reseñé en mi nota al día siguiente de esas elecciones parlamentarias. ¿Qué quiero decir con esto? Sin importar cuales fueran los resultados técnicos de esa elección, el régimen estaba perfectamente dispuesto a presentar unas cifras manipuladas al país y defenderlas derramando sangre. Si ustedes se recuerdan esos días, Venezuela era una olla de presión y cualquiera que se presentara a esa elección ganaría sin discusión.
Pero quienes iban a repartir tiros en serio para defender las cifras que presentaría el CNE no iban a ser los motorizados de los colectivos iban a ser los soldados de las Fuerzas Armadas. Así lo reseño Emili J. Blasco en el ABC de Madrid al día siguiente de la elección. Si el CNE se hubiera atrevido a mentir como normalmente lo hace, hubiera habido una masacre que los militares se negaron a realizar.
¿Qué hizo entonces el CNE al conocer que los números no serían defendidos por las Fuerzas Armadas? Hacer control de daños y colocar la victoria en un punto tal que podría ser reventada fácilmente, como posteriormente se realizó a través del TSJ y los Magistrados Express. Hubo cálculos que estimaron la real victoria opositora en un 20% superior a las cifras presentadas por el CNE.
¿Ganamos realmente de manera electoral? Claro que si, de la misma manera en que Henrique Capriles ganó en el 2012 y en el 2013. ¿Se pudieron “cobrar” esas victorias? Claro que no. Entre otras razones porque la dirigencia política lamentable que tenemos nunca se planteó eso, como ocurrió en el 2007 cuando quienes fueron los primeros en aceptar el fraude que tenía montado el CNE para la Reforma Constitucional fueron Julio Borges y Teodoro Petkoff. Y fue impedido por las Fuerzas Armadas a consecuencia del liderazgo indiscutible en la FAN del desaparecido General del Ejercito Raúl Isaías Baduel, con el respaldo de la dirigencia estudiantil de ese entonces. Eso le costó la vida a Baduel…
Por otro lado el cacareado “reconocimiento” internacional realmente vino después de la Consulta Popular de 2017, no luego de la elección parlamentaria de 2015. El verdadero apoyo y reconocimiento de los países a la lucha en contra de esta tiranía no vino porque los venezolanos votáramos en la elección parlamentaria de 2015, sino después que vieran los delitos de Lesa Humanidad que el régimen fue capaz de cometer después –y antes- del 2015 y que obligó al pueblo a pronunciarse en una Consulta Popular en el 2017, como efectivamente lo hizo sin la participación del CNE, para rechazar la Constituyente ilegitima sin la autorización del pueblo y ordenar el cambio de los poderes Públicos, cosa que el régimen ignoró, de nuevo con la pequeña ayuda de la dirección política de la Asamblea Nacional al desconocer el carácter vinculante de esa Consulta Popular. Lo que reconoció la Comunidad Internacional fue la legitimidad de ese parlamento, lo que sirvió de muy poco como los venezolanos pudimos sentir en carne propia.
Entonces, ¿hemos podido cambiar este estado de cosas del país con los votos de los venezolanos? Obviamente no. Algunos podrían decir, pero ¿si no hubiéramos votado masivamente nunca se habría llegado a esas posiciones límite que obligaron al régimen a ceder? Y yo diría, que en los resultados está la respuesta. Realmente, ¿qué logramos? Que la Comunidad Internacional dictaminara que sigamos por esa vía. Que algún día el régimen concederá la victoria opositora. ¿Y de verdad creen eso? ¿No creen más bien que en lugar de toda esa energía invertida en movilizar a los venezolanos a asistir a eventos electorales que envían un mensaje distorsionado y equivocado fuera del país, pudiéramos encontrarnos y establecer organizadamente una ruta común de resistencia civil como la que realizara OTPOR en la Yugoslavia de la represión de Slobodan Milosevic?
Organizar esa ruta común no implica que se incluya en algún momento participar en eventos electorales que tengan el componente organizado de resistencia civil y acciones posteriores como las que ocurrieron después del fraude en Bolivia de 2019 o las que pudieron ocurrir aquí mismo en Venezuela después del fraude de Maduro en el 2013 donde nuestro pusilánime candidato nos convocó a tocar cacerolas y bailar salsa.
El accionar como nos lo están exigiendo en ANCO nunca estará excluido siempre y cuando se sepa con exactitud que hacer coordinada y organizadamente, y con la masa crítica correspondiente. Y eso todavía no existe, hay que construirlo antes, toma tiempo y muchísimo esfuerzo coordinado. La ruta de la resistencia civil nos debe llevar a un objetivo y si vamos a seguir por ese camino tenemos la obligación de ganar. Hemos propuesto ahora una Ruta Constituyente que acortaría muchísimo ese camino con el auxilio de la Comunidad Internacional, pero estamos conscientes que si todas las variables no nos acompañan tendremos que hacer cambios para llegar al mismo lugar que no es otro que la Refundación del país. Mientras tanto seguiremos transitando una ruta que no le de al régimen ningún oxigeno exterior como la actual ruta electoral de los partidos. Y en eso no hay concesión posible…
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