¿Estamos en la hora 25?
Siempre he pensado que las cosas importantes se pueden decir en pocas palabras, en especial cuando no se puede perder tiempo porque los problemas son más que agobiantes y muy complejos. Hay que leer y escuchar mucho e intercambiar ideas para buscar soluciones. Aprender de experiencias de quienes las tienen porque si hay algo que se ha demostrado es que nadie es poseedor de la verdad, y reconocer que no se tienen todas las piezas del rompecabezas, y para completarlas requerimos del concurso de otros. En la Venezuela opositora nadie tiene todas las piezas del rompecabezas titulado “salir del régimen”.
Igualmente siempre he considerado que para iniciar un camino para medianamente intentar resolver cualquier problema, su formulación inicial debe ser lo más exacta posible porque si no se hacen las preguntas correctas, definitivamente las respuestas serán irremediablemente equivocadas. Y esto hay que hacerlo cada vez que se inicie un camino.
Inicio esta nota con esas reflexiones despertadas por la intervención del ex Presidente Jamil Mahuad en un reciente seminario al que fui invitado, titulado “Gobernanza Global y Crecimiento en Libertad”, extraordinaria iniciativa de Miami Dade College, el Instituto Atlántico de Gobierno, la Escuela de Gobierno Benjamín Franklin, la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), American Museum of the Cuban Diáspora, con la participación estelar del ex Presidente del Gobierno español, José María Aznar, el ex Presidente de Ecuador, Jamil Mahuad y el ex Presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle.
Aunque todos los temas tocados en los tres días del seminario fueron de una importancia fundamental, me centro en el que más representa una estaca clavada en el corazón del venezolano común, que no es otro que el de la violación de sus Derechos Humanos desde la perspectiva de un ex presidente de gobierno, y cuya perspectiva precisamente ha dado pie a un juicio en la Corte Penal Internacional al usurpador Nicolás Maduro y su corte delincuencial.
A mi juicio la reflexión en pocas palabras del ex Presidente Jamil Mahuad justamente da en el centro del problema de Derechos Humanos venezolano: “…Registramos una trayectoria de mengua constante, pues hemos pasado de una época en que los gobiernos se empeñaban en combatir el narcotráfico y el terrorismo, a otra en que algunos gobiernos decidieron ignorar esos problemas. Hacerse de la vista gorda y mirar hacia otro lado desenfocando su atención de los Derechos Humanos. Peor aún, luego aparecieron gobiernos que se convirtieron en socios y patrocinadores del crimen organizado, hasta llegar a los varios narco Estados de hoy en que los gobiernos de países se han convertido en narcotraficantes, en el que los narcotraficantes se han convertido en gobiernos de ciertos países, que utilizan los códigos, las estructuras y los modus operandi de las mafias para ejercer el poder político de gobierno. Y ya sabemos cuál es el valor que ese tipo de comportamientos asignan a los valores y a los Derechos Humanos”.
Y ustedes me dirán “¡Pero eso ya lo sabíamos! ¡Son unos delincuentes!”. Sin embargo algo que ya nosotros sabemos desde hace rato porque somos víctimas directas de ese proceso degenerativo, ya es un tema abordado seriamente en el mundo político global: “Menos del 20% de los países del mundo actual son gobernados por democracias plenas. ¿Cómo jugar con las reglas del juego democrático limpio en países controlados por gobiernos autoritarios y totalitarios que no creen en esas reglas y que no respetan los Derechos Humanos? Y se ríen en la cara de sus opositores que si lo hacen, a los que apresan, torturan y hasta los matan”. Porque esto daría respuesta a quienes todavía insisten en ir a procesos electorales con los delincuentes a cargo del país; y porque todo aquel que siga ese juego macabro tiene necesariamente que ser cómplice de eso.
En su exposición, el ex Presidente Mahuad refiere a “La hora 25”, novela de 1949 llevada al cine en los años 60s, del autor rumano Constantin Virgil Gheorghiu, Muchos han dado distintas interpretaciones a “la hora 25” pero utilizaremos la del mismo autor: “La hora 25 es la hora que sigue al momento final, cuando ya no es posible la esperanza. Es “el momento en que toda tentativa de salvación se hace inútil”, en palabras de Traian, uno de los personajes de la obra.
Al final, las ideologías totalitarias –sean del color que sean, de derechas o de izquierdas- terminan siendo opresoras y deshumanizando al hombre hasta extremos insospechados” (ver La hora 25). Nada podría ser más parecido a Venezuela. ¿Estamos en la hora 25, cuando ya no es posible ninguna esperanza y toda tentativa de salvación es inútil? O como se pregunta ex presidente Mahuad: “¿Debemos actuar con urgencia porque estamos en la hora 24 y ya es muy tarde, y solo los queda contemplar la destrucción irreversible que se nos viene porque entramos ya en la hora 25?”. Mi respuesta no puede ser otra: depende de nosotros, los venezolanos.
Esas preguntas son duras pero son las preguntas correctas. No puedo decir si lo de Venezuela ha tocado fondo porque cualquier situación dramática siempre puede ser peor, pero solo nosotros podemos decir si llegamos a la hora 25. Si insistimos en engañarnos que no hemos llegado a la hora 24 porque nos meten un soporífero electoral seremos nosotros los responsables de llegar a esa hora 25 donde ya no se pueda hacer nada.
Si los venezolanos reconocemos estar en la hora 25 porque ya todo se perdió, con una situación “electoral normal” como nos lo pretenden hacer ver los vendedores de espejitos de la oposición pagados por el régimen, eso significará que todos los muertos y las infinitas penurias de nuestra población desde hace mas de 20 años no habrán valido nada. No es una cuestión tan simple como dejar pasar que son unos delincuentes y negociar con ellos unas elecciones. NO. Es que la delincuencia se convirtió en gobierno en Venezuela y nunca pensamos que eso pasaría. Aterricemos que ese es el verdadero problema y actuemos en consecuencia.
Finalizo citando el cierre del ex presidente Mahuad: “…las personas que ejercen liderazgo democrático no les alcanza con tener la razón. Han de conseguir también que las mayorías les den la razón y que les den la razón a tiempo”. Y yo le agregaría: cuando recuperemos la libertad, la razón de esas mayorías se podrá expresar libremente. Mientras tanto la lucha seguirá siendo para que precisamente la puedan expresar y no lleguemos a esa hora 25…
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