La invitación de Aristóteles
La política, en sus orígenes, fue una acción virtuosa. Hoy podemos afirmar que se encuentra en un proceso degenerativo haciendo de ella en una profesión desacreditada, Aristóteles, entre otros grandes pensadores, la concibieron a partir de la «Polis» forma de organización social y espacio territorial vital en donde los antiguos griegos compartían sus experiencias y emociones desarrollando a través de un proceso educativo/cultural la trascendencia de estos en las futuras generaciones y lograr el desarrollo pleno de la civilización.
Aristóteles definió al “Zoon Politikon” como el animal inteligente capaz de socializar a través de la razón, condición natural de los seres humanos que los convierte en sociables. El “Zoon Politikon” se diferenciaba del “Idiotes” quien era la persona ajena a lo público, palabra que hoy deriva en “Idiota o idiotez” un ignorante sin educación.
Es injusto reducir concepto de “política” a “lucha del poder”. Es entendible que animales carentes de razón luchen a muerte por territorio y/o alimento pero el ser humano, dotado de razón, tiene capacidad de hacerlo sin aniquilarse. Este es superior no porque sea fuerte sino por su inteligencia que le permite, a través de la comunicación (diálogo), evitar confrontaciones y construir acuerdos en función del bien común. La política nace con el objetivo de evitar la guerra, es una acción pacífica benevolente.
Maquiavelo, en su tratado sobre política, “El príncipe de Maquiavelo”, describe el comportamiento humano frente al poder. A pesar de ser escrita en el siglo XVI sigue vigente. Justificar la política como una “lucha de poder” sin importar los medios que se usen para alcanzarla o mantenerla es la definición que prevalece.
Recuperar la política pasa por entender su origen y evolución. Asumirla como ejercicio intelectual que supere los instintos animales es imperativo. No hacerlo es condenarla a conflictos y desigualdades que convierten al ser humano en un asesino de su propia especie. La política debe recuperarse como noble y virtuosa profesión humana o como la definió el Papa Francisco: “La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad”. Utopía versus realidad: he ahí el dilema humano en el que está atrapado. Razón y alma marcan la diferencia.
La invitación que nos hace Aristóteles, después de dos mil años, es superar el animal sin razón por el político inteligente que no es más que la participación en lo público para alcanzar el bien común – lo que hoy conocemos como ciudadanía.
@lombardijose