¡Es la abstención. estúpido!
“Es la economía, estúpido” fue la frase inmortalizada por Bill Clinton durante la campaña electoral presidencial de 1992 contra George Bush (padre) que prácticamente lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos. Su arduo impacto se motivó a que Bush enfocaba su campaña electoral en aspectos que los estadounidenses no consideraban relevantes.
En Venezuela ocurre algo muy similar. Los venezolanos vemos arruinar nuestras vidas por una institucionalidad secuestrada por el partido de gobierno, imponiendo líneas partidistas por encima de las verdaderas necesidades de la nación. Eso ha sido posible porque el chavismo ha burlado el voto, ha hecho de lo electoral un mero espejismo democrático mientras la realidad se emparenta cada vez con mayor precisión con el trágico castrismo.
Hasta 2015 las condiciones electorales eran mínimas, un error que el país permitió cometer, sin embargo, ni la utilización de los recursos e instituciones de Estado a la orden del chavismo evitaron los venezolanos restaran plazas de poder importantes. Lamentablemente, lo trágico ocurría después: las instituciones rojas rojitas aniquilaban todo lo ganado por la oposición, ningún espacio de poder ganado por la oposición se pudo ejercer constitucionalmente ¡Ninguno!
Desde esa fecha (2015), motivado a su gran rechazo, el chavismo comprendió que ni jugando deliberadamente con las leyes electorales, las circunscripciones y todo el entorno democrático, podía evitar perder por la vía del sufragio, a pesar de poder “controlar” posteriormente los espacios perdidos… el precio era muy alto a nivel internacional. Pero como toda acción chavista no mejora, sino empeora: Saboteó inconstitucionalmente, desde antes de ser instalada, la AN 2015, en 2016 evitó de la manera más vulgar posible (jurídicamente hablando) el revocatorio y desde 2017 realiza los procesos electorales que mejor le plazca, eso sí, imponiendo partidos, candidatos, electores y resultados… oficialmente la Constitución y la democracia perecieron.
Por ello, desde 2017 los venezolanos desistieron de la presunta suicida vía electoral, escenario en el que el régimen “no pierde ni perdiendo”. Ahora bien, como todo proceso humano, y aunque parezca exagerado, los venezolanos evolucionaron en su conducta política, conciliaron de manera espontánea y mayoritaria la forma más efectiva de combatir al chavismo: No prestándose para procesos electorales absurdos, es decir, se refugian en la abstención.
La abstención ha sido la herramienta perfecta contra el castrismo venezolano porque no puede domarla de ninguna manera, justamente por intentar hacerlo ha sido desconocido legal y legítimamente, además de recibir distintos castigos por parte de la comunidad internacional, no solo de la democrática, sino por parte de la suya, sus aliados, quienes han marcado distancia.
No hay que ser analista experto para comprender que quienes se presten para la absurda “vía electoral”, en medio de instituciones psuvizadas, es cómplice confieso del régimen, porque intenta desmontar la herramienta ciudadana más efectiva contra el castrismo venezolano, la abstención ¡de esto que no quepa la menor duda! Nada cambiará “electoralmente” mientras el chavismo controle a placer las instituciones, recursos y armas del Estado.
La gran ventaja del chavismo es que la abstención es espontánea. No ha existido fuerza política que la controle, a su vez, corre un gran peligro. Sí la abstención en Venezuela llega a ser organizada a través de un liderazgo cónsono con el sentir de los ciudadanos, el chavismo tendrá los días contados. Por ello, cuando oiga, vea o escuche un político hablar de “lo electoral” en este océano de instituciones al margen de la ley y la democracia dígale: “Es la abstención estúpido”.
@leandrotango