La atomización de la oposición
“Cuando no existe enemigo dentro, los enemigos externos no pueden lastimarte” Winston Churchill (1874 – 1965) Estadista británico
Los líderes de todos los partidos políticos democráticos están conscientes de que, en unas elecciones libres, transparentes y competitivas, logrando un acuerdo unitario, la victoria está asegurada. En el 2015 quedó demostrado. Luego de ese espectacular triunfo, los diputados de la AN saliente, trabajaron a paso acelerado en el mes de diciembre, nombraron los integrantes del TSJ sin cumplir con lo establecido en la CNB, blindándose para no perder más elecciones y por añadidura inhabilitar la AN electa por el pueblo, burlando de esa manera, la soberanía popular. Es historia reciente.
El TSJ luego permitió la elección de una espuria Asamblea Nacional Constituyente con la cual hicieron todo tipo jugadas. Anularon la AN, declarándola en desacato, una figura jurídica inexistente en nuestro ordenamiento legal y, culminaron sus marramuncias, sin mover una coma de la Constitución Nacional. Toda una pantomima para no permitir elecciones libres, transparentes, competitivas y verificables. En ese ilegal e ilegítimo escenario, el TSJ declaró omisión parlamentaria, nombró un CNE transitorio, el cual convocó elecciones parlamentarias el 6D y todos conocemos los resultados. Estamos en contexto.
En las elecciones del 6D la oposición, se dividió, por las razones conocidas. El sector que logró los acuerdos con el régimen usurpador reconoció su legitimidad, aceptó las condiciones electorales que le impusieron y participó obteniendo magros resultados, tal como estaba previsto. El G4, liderado por el presidente interino, no asistió porque consideró que era una farsa electoral, calificaron a los que se prestaron al juego del régimen como colaboracionistas, traidores, vendidos (alacranes) y, juraron, que no participarían hasta tanto no se nombrará un CNE imparcial y se convocaran elecciones, previa condiciones aceptadas por todos los actores. Eso sí, para elegir Presidente y AN. Esas exigencias están pendientes.
En medio de esa refriega, donde hubo acusaciones y descalificaciones de lado y lado, pasó el 6D, la oposición quedó dividida en 4 grupos. Alacranes, mesita, G4 y Soy Venezuela. La AN surgida de la “farsa electoral” de diciembre del año pasado, nombró un nuevo CNE y nada cambió. Todo quedó igual o peor. No hay condiciones para elecciones limpias, transparentes, creíbles y verificables. Una gran parte del liderazgo opositor se olvidó de la usurpación, insisten en participar en las elecciones que convoca el ilegítimo CNE nombrado por la AN, que no se reconoció y ¡Oh! sorpresa ahora, muchos de los que no participaron y llamaron a la abstención se aprestan a participar y llamar a votar porque está en juego su pellejo, no la salvación del país. Los acusados de alacranes, dirán con sorna bienvenidos al club. Increíble, pero cierto.
El régimen usurpador, en su empeño de lavarse el rostro de la ilegitimidad, está montando todo tipo de trampa jaulas. Habilitan tarjetas electorales sin militancia. El que se acerca por Miraflores, manifiesta su deseo de animar la fiesta, sale con su kid listo y cambiando el discurso abstencionista. La vía para salir del régimen es electoral. Hay que votar. El pueblo atónito observa las incoherencias y pregunta ¿Qué los hizo cambiar de opinión tan repentinamente? ¿Es participando en otra farsa electoral que saldremos del régimen? La verdad eso tienen que explicarlo y, ocultar muy bien lo obvio y no es otra cosa que la ambición. Es entrar en la trampa jaula, comer alpiste y no quedar encerrado. Un jueguito peligroso en el cual los electores, no parecen dispuestos a caer. En todo caso, amanecerá y veremos.
Lo cierto del caso es que la oposición está atomizada. Los enemigos, pareciera, los tenemos dentro. Y, ni que revivan la tarjeta de la MUD, es imposible que se logre un acuerdo unitario como el del 2015. En esta trampa jaula, Soy Venezuela (ABP, VENTE y CR), es muy difícil que entre. No es el escenario de lucha y mucho menos el objetivo superior que se busca. En esta ocasión el enemigo nos volverá a lastimar, pero vendrán nuevas situaciones y veremos quién sale ileso para iniciar, dar y ganar la batalla decisiva. Nunca es tarde.
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