¿Negociadores o estafadores?

Opinión | junio 5, 2021 | 6:18 am.

Después que el Gobierno Encargado confirmara una negociación con el régimen en México o Noruega (ver Noticiero Digital, Negociación con Maduro podría darse en México o Noruega) me surgieron algunas interrogantes que deseo compartir con ustedes.

La única manera en que alguien negocie su casa para venderla por usted es si a ese alguien tiene en su bolsillo un poder legal u autorización suya para hacerlo. De otra manera la persona que hace eso sin su autorización lo estaría estafando, no solo a usted sino al resto del mundo porque le estaría haciendo creer a todos que usted estuvo de acuerdo con la venta de su casa, sin contar que se estaría quedando con su dinero. Si esto que luce tan simple como escandaloso se comprende fácilmente para el caso de su casa, lo aplicamos para el futuro de su país en el caso de aquellos que negocian la crisis venezolana en los escenarios internacionales, la gente lo ve de lo más natural sin escandalizarse.

Los negociadores del régimen hace tiempo que perdieron legitimidad y no representan los intereses de los venezolanos. Nicolás Maduro era ilegitimo al ser candidato luego de la muerte del Galáctico ya que la Constitución se lo impedía abiertamente al estar ejerciendo como Vicepresidente al momento que Dios nos hiciera el favor de llevarse a su jefe. Así lo dice el Artículo 29 Constitucional: «No podrá ser elegido Presidente o elegida Presidenta de la República quien esté en ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Ministro o Ministra, Gobernador o Gobernadora, o Alcalde o Alcaldesa, en el día de su postulación o en cualquier momento entre esta fecha y la de la elección”.

Ya Maduro era ilegitimo desde ese mismo momento en el 2013 no lo era menos el 2018 al forzar una elección presidencial adelantada a través de una Constituyente ilegítimamente convocada por ese mismo personaje ilegitimo el año anterior. Si a eso le sumamos que los venezolanos no concurrimos a esas elecciones ocurridas en mayo de 2018 y la Comunidad Internacional no reconoció esa elección, podemos concluir que ese “negociador” está inhabilitado para hablar por los venezolanos.

Por otro lado, tenemos al Gobierno Encargado de Juan Guaidó. Se ha abierto un hueco negro legal después que los venezolanos decidiéramos rechazar en una Consulta Popular la elección parlamentaria del régimen realizada el 6 de diciembre de 2020 y la finalización del periodo constitucional de la Asamblea Nacional electa en Diciembre de 2015.

A partir de ese momento el tema de la legitimidad de Guaidó se sustenta en el reconocimiento internacional que ha tenido desde su juramentación el 23 de enero de 2019. Esta legitimación política que le ha concedido la comunidad internacional para al menos tener una contraparte válida frente al régimen de Maduro, no puede ser sustentada a lo interior de Venezuela para indicar que Guaidó es representante legitimo de los venezolanos. Vuelvo a mi ejemplo de la casa. Si los vecinos dicen que yo soy el dueño la casa donde vivo, esa declaración no puede ser esgrimida como base para que yo se la venda a otro. Debo demostrar que yo soy el propietario con documentos en la mano en el Registro de la Propiedad.

Nos parece excelente que los Estados Unidos y otros países consideren a Guaidó como Presidente afuera de Venezuela, pero a lo interno la cosa es diferente. Esa condición no es suficiente para que pretenda negociar una casa que es de los venezolanos. Debe demostrar propiedad y nosotros no se la hemos concedido con una elección válidamente convocada. Sin embargo, esa condición de Presidente afuera de Venezuela al parecer tampoco se está sosteniendo, al decir del Director de la Oficina de Washington para America Latina (WOLA), Geoff Ramsey, quien el 1ro de junio declaró, en su cuenta de Twitter, que «de los casi 60 países que en un momento aceptaron a Guaidó como presidente, todos menos siete han retirado silenciosamente la designación de sus comunicados oficiales de este año». Justamente esos siete que menciona Ramsey son los únicos que han aceptado a los embajadores de Guaidó. Al menos el mundo se está sincerando.

Todo lo anterior sin contar con la inconstitucionalidad en la que incurrieron los Diputados de la Asamblea Nacional al modificar el Estatuto de la Transición de 2019 y extender las atribuciones de la Comisión Delegada sin tener las atribuciones constitucionales para eso, y que quedó a cargo de la Asamblea Nacional del 2015 luego del vencimiento de su último período. Súmenle a ese cuadro de ilegitimidad la cantidad de diputados que decidieron no continuar en sus curules después del 5 de enero 2021, cuántos de ellos se exiliaron y cuantos quedan en el país. Cualquiera que sea esta cifra neta, ¿creen ustedes que ese número le de a la actual Directiva de esa Asamblea Nacional de 2015 suficiente piso político para negociar con nadie el futuro de los venezolanos? Buena pregunta…

Y algunos me dirán, ¿y entonces? Esos son los bueyes con los que hay que arar. Y yo les contesto: Gracias, pero no gracias.

En primer lugar porque no podemos hacerlo. Los venezolanos, los dueños de la casa, dijimos en una Consulta Popular que Maduro tiene que irse para poder hacer una elección libre en Venezuela. Que unas elecciones libres se hacen en libertad y por eso fue que se autorizo a que cualquier venezolano gestionara ante la Comunidad Internacional “…activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de lesa humanidad” (3ra pregunta de la Consulta Popular, diciembre 2020). Guaidó puede hacer solo eso, está limitado por un mandato popular.

Ante tal cuadro de ilegitimidades de parte y parte, comenté en una nota anterior que era imposible continuar sosteniendo esa situación ante los venezolanos y el mundo y la única manera de abordar ese tema es la participación popular como único recurso que nos queda a los venezolanos.

Los únicos que podemos vender nuestra casa somos los venezolanos. Y solo nosotros reunidos podemos tomar esa decisión. Si por la gravedad de la crisis se está esgrimiendo una negociación entre partes ilegítimas, con mayor razón podemos argumentar que quienes tenemos legítimamente ese derecho podemos pasar por encima de las legalidades también y proponer soluciones más ajustadas a una legitimidad de origen.

Entonces, ¿por qué en lugar de proponer elecciones para cargos que no resolverán absolutamente nada con un régimen de malandros no se propone un proceso electoral para elegir a verdaderos representantes del pueblo de Venezuela en toda la geografía nacional, y que reunidos con el suficiente poder político decidamos la suerte del régimen y de Venezuela con el voto de los venezolanos, utilizando el auxilio técnico-electoral de la Comunidad Internacional?

Eso tiene un nombre en nuestra Constitución y quienes ilegítimamente, de un bando y de otro, intentan estafar a los dueños de la casa, lo han ignorado deliberadamente. Solo así los venezolanos sabremos que quienes dicen querer resolver los problemas del país no quieren estafarnos, convocando a los verdaderos y legítimos dueños para que decidan su destino. Seguiremos en la lucha para que el pueblo decida…

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