La unidad de la oposición democrática
«La primera de todas las fuerzas es la opinión pública« Simón Bolívar
A la verdadera y auténtica oposición democrática no la divide nada ni nadie. Empero, como todo ente democrático, es diverso y, en esa diversidad, se diluye la autenticidad e identidad y falta de unidad. Las propias contradicciones. Es el problema.
El día que en la oposición democrática, se imponga un sólo pensamiento, una sola voz y un sólo mandamás, perderá su esencia democrática, la cual es su mayor fortaleza ¿O debilidad? Es cuestión de ópticas.
La verdad es que, nadie posee un «opositómetro» para medir los grados de intensidad de cada opositor. Eso es potestativo de cada quien y, lo abriga en su corazón y conciencia. En ese escenario, estamos obligados a navegar en esas aguas procelosas y, estar sujetos al soberano e inapelable tribunal de la opinión pública. Es una sentencia divina. Vox pópuli vox dei.
El que incursiona en la actividad política está sujeto al riguroso escrutinio de la opinión pública. Él o los que tengan la piel sensible no deberían ni acercarse a esos ambientes agrestes. Nunca olvidéis: el que se mete a redentor muere crucificado y en el escenario político, la cruz y los clavos, son del acero inoxidable forjados y perforan con los golpes al martillo que se van recibiendo, al fragor de la lucha y, en la opinión pública. No es fácil.
La oposición está unida. Las oposiciones están divididas y atomizadas. En todas se reivindica la razón y la verdad. Es cuestión, de acuerdo a la conciencia e identidad de cada quien, ubicarse en la que crea, atiende a sus convicciones. Lo que no es cierto es que, factores exógenos dividan a la oposición. Las causas son endógenas. Tenemos que revisarnos para no tener que buscar chivos expiatorios. Es cuestión de racionalidad.
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