Una verdadera salvación nacional
En mi anterior nota quise resaltar el nuevo giro del Gobierno Encargado hacia un reconocimiento del régimen a través del desarrollo de un Acuerdo de Salvación Nacional, desde el ángulo ético y moral. Esto debería ser más que suficiente en un país civilizado y sin la barbarie política que nos afecta. En algunos países los funcionarios públicos renuncian y se suicidan cuando los descubren cometiendo algún delito. Pero en Venezuela hablar de ética y moral en los asuntos públicos y políticos es solo un chiste.
¿Por qué quise hacer esa primera nota acerca del asunto basada en esos postulados principistas? Porque cuando las cosas están opacas y no se pueden entender bien, uno tiene que volver a los principios. Nadie que tenga principios y los haga valer puede, si desea mantenerse en ellos, plantearse una nueva negociación con los terroristas y narco delincuentes que usurpan el poder. Pero dicen que la política la inventó el diablo, y si esto es así, ¿cómo podría aquel que desee permanecer en ella seguir los pasos y principios del Santo patrón de los políticos y gobernantes, Tomás Moro, dejándose decapitar por ellos?
Pongámosle una lupa a ese Acuerdo de Salvación Nacional propuesto por Guaidó. El Presidente Encargado en principio ha sido consecuente en el rechazo de los nuevos rectores del CNE y las elecciones regionales convocadas por una Asamblea Nacional ilegítima del régimen. Guaidó dijo en su intervención: “La dictadura buscará seguir buscando negociaciones paralelas y parciales para dar supuestas concesiones. Dividir a la oposición, bajar la presión internacional, como lo ha hecho en el pasado. Buscarán dividirnos convocando elecciones regionales y municipales, plantearnos un falso dilema, que con este impuesto CNE que no reconocemos y que hoy controlan. Ese escenario nos debe encontrar unidos. Y a todos los liderazgos y actores que durante años han luchado y sacrificado tanto por este país y que ven en ese hito una oportunidad, les digo que cuenten conmigo para luchar por verdaderas condiciones que permitan competir de verdad y al venezolano elegir, no a ir a una trampa…”.
De acuerdo a ese discurso Guaidó se sitúa en una posición que efectivamente no es nueva para la Comunidad Internacional al exigir elecciones con condiciones. Lo que nosotros como venezolanos criticamos en este punto es que no puede haber condiciones verdaderas tal y como las exige si el régimen permanece en el poder mientras ellas se efectúan. Esa es una diferencia fundamental que fue claramente establecida en la Consulta Popular de Diciembre de 2020 por 6,4 millones de venezolanos. Por un lado dice que no reconoce al CNE del régimen y que éste controla el sistema electoral y por otro busca que la comunidad internacional garantice algo que es imposible de garantizar con Maduro en el poder.
Guaidó sigue: “Estoy convencido de que proteger y recatar espacios es muy importante pero sin caer en las mentiras del régimen. Mientras no hay una presión real, una negociación con la Comunidad Internacional, la dictadura seguirá robándose las elecciones, nombrando protectores y burlándose de los venezolanos…”. Y eso será así mientras Maduro y sus narco terroristas detenten el poder que usurpan. Una negociación real pasa, como siempre lo hemos indicado, en que el régimen sienta una amenaza creíble por parte de la Comunidad Internacional y permita eso que propone el Presidente Encargado.
Pero, a estas alturas ¿es eso posible? De acuerdo con las diferentes actuaciones de los partidos que le acompañan, consecuencia de ese planteamiento, eso ya no es posible, y prefieren ir abandonando al Presidente Encargado, practicando la “real politik” de seguir en la negociación con el régimen por elecciones “busca-espacios”. Y eso es lo que está pasando porque Guaidó con este planteamiento está inventando el agua tibia. Está convocando tardíamente a todos los factores políticos a unirse para negociar con el régimen para que acepte algo que no está en posición de obligar, con la contraprestación de la suspensión de sanciones. Y esto es un sinsentido toda vez que los usurpadores ya tienen una oposición que hace tiempo se compró con los alacranes a la cabeza y con los que negocian lo que les da la gana. No necesitan a Guaidó para eso, ni siquiera su única carta que no depende de él que es el levantamiento de las sanciones.
¿Qué hizo el régimen? Lo que le dijo Maduro y que cualquiera le diría en su posición: “Si él quiere incorporarse a los diálogos que ya está en curso, desarrollándose en todos los temas, bienvenido a que se incorpore a los diálogos que ya existen, no a que se crea que él es el jefe y líder supremo de un país que no lo reconoce». Eso dice alguien que está en una posición de poder. Asimismo se dio el lujo de decirle que entregara Citgo y Monómeros como condicionante de una negociación: «El primero de todos, es que esa oposición extremista renuncie al camino del golpismo, del injerencismo y llamados de invasión al país, que reconozca la Constitución y los Poderes» y que “rindan cuentas de todos los recursos que les ha entregado el Gobierno de Estados Unidos y que regresen los recursos y cuentas que tienen a Venezuela, así como las empresas Citgo y Monómeros”.
Entonces, ¿es ese Acuerdo viable con estos narco terroristas? Obviamente no lo es. Por eso están abandonando el barco masivamente los principales cercanos al Presidente Encargado, aun cuando haya sido acompañado en su intención por el Secretario General de la OEA.
A mi juicio lo más importante en que sigue equivocando el Gobierno Encargado y los partidos que le acompañan es en su planteamiento de una negociación de elecciones libres sin libertad, a contravía de la decisión del Depositario de la Soberanía en una Consulta Popular. Esa insistencia de descartar la decisión de todo un pueblo y no seguir el camino constitucional, más allá de ser un error es una traición a los principios democráticos que sustentan el edificio de la representación pública. ¿Qué derecho tienen los mandatarios de desobedecer a sus mandantes a una orden constitucionalmente emanada? Ninguno. Y si lo hacen es por razones que no se corresponden al mandato que recibieron, dando lugar a un señalamiento ético y moral. Por eso el santo Tomas Moro se dejo decapitar.
Una cosa es una tregua con el régimen para vacunar a toda la población que se muere por una pandemia sobrevenida en el medio de una feroz lucha política, y otra muy diferente es llegar acuerdos con delincuentes que nunca –entiéndase bien- nunca cumplirán con acuerdo alguno salvo que tengan un fusil en las costillas. Una cosa es que unos secuestradores dejen entrar a un médico para atender a un herido para que no se muera en una situación de rehenes, después de una negociación para eso con los delincuentes, y otra muy diferente es que la policía afuera y los rehenes adentro acordemos que los secuestradores se pueden quedar indefinidamente.
Los venezolanos necesitamos encontrar la manera de convencer a quienes tienen la posibilidad de entrar al sitio de rehenes o tienen influencia real con los secuestradores para convencerlos que se entreguen. Creo firmemente que eso es posible pero solo si se actúa en concordancia con el camino constitucional, comenzando por obedecer sin duda alguna lo que el pueblo decidió y en clara sintonía con el sentir de todos los venezolanos. Hacerlo a espaldas de eso es la fórmula más segura para el fracaso antes de comenzar. Solo así podremos atender a todos los rehenes y aplicar los correctivos necesarios para proceder con una verdadera salvación nacional. Sr. Presidente Encargado, si realmente quiere salvar a Venezuela y recuperar su respaldo, comience por cumplir su mandato constitucional…
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