Socialismo, porque no hay peor cuña…
Cuando el socialismo criollo estimaba que lo tenía todo bajo control, vistos los 19 años transcurridos desde el 11 de abril sin mayores sobresaltos en su plan de dominación perpetua sobre Venezuela, ocurre lo impensable. Los grupos terroristas originarios de la República de Colombia, otrora sus aliados ideológicos, y en tal condición «invitados» a trasegar en suelo patrio, se han convertido en la mayor ¨piedra de tranca¨ para la continuidad armónica del genocidio venezolano.
A la fecha presente tales Grupos Delictivos Organizados mantienen en jaque a la fuerza militar del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en la zona fronteriza del estado Apure, con un saldo letal difícil de justificar por parte de un ejército que se ufanaba hasta no hace mucho de una supuesta capacidad bélica en grado suficiente como para confrontar incluso a la fuerza militar de los Estados Unidos de América.
Pero la realidad se antoja muy distinta. Veamos.
Se trata de que Venezuela hoy día es un territorio colmado de riquezas naturales inconmensurables que la hacen apetecible para cualquier interés económico, pero habitada al mismo tiempo por una población diezmada que en su casi totalidad repudia al régimen genocida dominante. Es el caso que esa misma población carece al tiempo presente de representación política en capacidad real de salvaguardarle sus más elementales derechos humanos, acechada sí por la fuerza militar y policial del Psuv, siempre dispuesta a la tortura y el exterminio de los indefensos.
La ciencia política señala, y la historia así lo certifica, que una situación como la antedicha es insostenible en el tiempo. El régimen socialista de facto tiene en esos Grupos Delictivos Organizados actualmente en frontera, enemigos de una entidad tal como nunca imaginaron, y solo cabe esperar mayores perjuicios para el régimen socialista de facto conocida como es la capacidad criminal del terrorismo socialista, sobremanera cuando enfrenta a un oponente en franca debilidad.
La mesa está servida para grandes movimientos en el tablero del poder político nacional, en la esperanza de que alguna de tales ¨movidas¨ traiga consigo el restablecimiento pleno del orden constitucional ¡Viva la República de Venezuela! Oración y trabajo.