Un pacto para la libertad

Opinión | abril 24, 2021 | 6:26 am.

En un acto sencillo pero lleno de profunda significación política para Venezuela se instalaron el lunes 19 de abril las Conferencias Ciudadanas para el Restablecimiento Constitucional y Democrático, con una masiva presencia de personalidades de todas partes del país.

Esta instalación tiene una importante connotación para lo que vendrá de ahora en adelante para las luchas ciudadanas en Venezuela, habida cuenta de la amplia participación ciudadana que ha tenido para la sociedad civil venezolana la firma del Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional y Democrático que ya hemos explicado bastante en este espacio.

Sin embargo, luego de ese acto muchos venezolanos se extrañaron, y con razón, que el nombre de la Conferencia estuviera ya circulando como firmante de un manifiesto al país sin haberse secado la tinta de las palabras pronunciadas en ese acto por la Dra. Blanca Rosa Mármol de León, el Ing. Enrique Colmenares Finol y el Dr. Oswaldo Álvarez Paz; y menos aun la del contenido del mismo Pacto, leído por la valiente joven venezolana Sairam Rivas, víctima del régimen asesino de Nicolás Maduro Moros.

La Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional y Democrático mal podría suscribir ningún documento o manifiesto porque aun no tiene designada la representación formal de las organizaciones que han suscrito el Pacto ni mucho menos voceros autorizados. En este momento lo que existe son entidades y personalidades promotoras de esas Conferencias que han dado un paso al frente para realizar la proeza inédita de establecer una representación genuina de los venezolanos que ordenamos un mandato con una Consulta Popular realizada del 7 al 12 de diciembre de 2020 y que buscamos que se cumpla. Dicho esto, los venezolanos debemos quedarnos tranquilos hasta que eso suceda y que se establezcan a la brevedad posible con nombres apellidos y representantes todas las Conferencias Ciudadanas en todo el país con sus respectivas representaciones formales derivadas de la suscripción de un Pacto para liberar a Venezuela.

Dicho esto, no entraré a explicar que se hará o dejará de hacer en esta novedosa iniciativa ciudadana. De eso se encargarán sus propios voceros. Este escribidor simplemente esperará hasta que se conformen esas Conferencias y comentará acerca de sus aventuras, porque ciertamente será toda una aventura lo que vendrá de ahora en adelante si existen de verdad-verdad quienes hablen y actúen con voz y mano propia y no interceptada, acerca de las cosas que hay que hacer para liberar a Venezuela, y lo mejor de todo, con el interés real de hacerlo. Eso será como una brisa en el rostro en el medio de un verano muy caluroso. Brisa que espero se convierta en un huracán de libertad cuando comiencen a actuar como lo esperamos los venezolanos.

Hace muchos años, antes de la Internet, hubo un autor muy vendido en los Estados Unidos que público dos libros que llegaron a los primeros lugares de la lista de “bestsellers” del New York Times. Su nombre: Harvey Mackay.

Los libros se organizaban como píldoras de conocimiento en relación a los negocios e incluso de la vida y el comportamiento personal. Conocí el trabajo de Mackay en esa época, hace 30 años, por lo cual conservo los libros amarillentos en sus ediciones originales en ingles. Recientemente lo busqué en la red y resulta que tiene una página donde se reseñan ambos libros: «Swim With The Sharks Without Being Eaten Alive«, esto es, “Nadando con los tiburones sin ser comido vivo” y «Beware the Naked Man Who Offers You His Shirt» o “Cuídate del hombre desnudo que te ofrece su camisa” (ver aquí: Harvey Mackay). Recomiendo altamente la lectura de ambos por este nido de tiburones en que se ha convertido la Venezuela de hoy. Y aunque su enfoque original fuera el de los negocios, aplica perfectamente a la política y otros asuntos de la vida.

En estos días recordé a Mackay en uno de sus libros, el del hombre desnudo que te ofrece su camisa, porque me dio una respuesta que no hallaba en relación al tema del conflicto permanente entre los venezolanos, que he reseñado durante todos estos años para poder salir del régimen. Y la respuesta me la dio en su Lección 23 del segundo libro y que titula: “You`re not managing a change, you`re managing conflict” o en buen castellano: “No estás gestionando un cambio, estás gestionando un conflicto”. ¡Eso! ¡Un conflicto!… Todo este tiempo había creído que teníamos en las manos la gestión de un cambio de paradigma cuando lo que teníamos en realidad era un conflicto por querer cambiar las cosas. Y ambas cosas tienen un manejo completamente diferente.

Y ciertamente eso es lo que estamos gestionando en la sociedad civil: un conflicto entre nosotros mismos de muchos factores que no desean cambiar las cosas que deben ser cambiadas para que Venezuela salga adelante, antes y después de quitarnos de encima a estos delincuentes. Muchos de esos factores en conflicto lo hacen de buena fe y son los más difíciles de convencer porque creen de verdad en sus posiciones. Y ese es el reto monumental del Gran Cambio que deseamos para Venezuela y del cual estas Conferencias no serán sino su vanguardia para poder penetrar los muros de un régimen que se niega a caer. Mi preocupación solo se centra en el conflicto con los verdaderamente honestos porque los que no lo son están al descubierto desde hace tiempo por el mismo pueblo venezolano y no merecen mención alguna.

Mackay daba un buen ejemplo de eso cuando explicaba que manejar una organización podía parecerse mucho a manejar una fallida campaña política. ¿Y por qué? Porque en los Estados Unidos los partidos se la pasan año y medio peleándose entre su propia gente para elegir un candidato interno para las primarias y solo tres meses peleándose con el candidato del otro partido. Si no se es cuidadoso, se habrá construido el suficiente resentimiento interno entre la propia gente para impedir ganar la elección en esos tres meses, y si no se le pone cuidado, se pierde la elección sin siquiera haber comenzado. Interesante, no? “Before you can beat the guys on the other team, you need to have your own people on board”, o “Antes de poder vencer a los chicos del otro equipo, tienes que tener a tu propia gente a bordo”. Eso es indiscutible…Sin embargo “el otro equipo” aquí es el régimen delincuente de Maduro y por eso estamos cerrando filas alrededor de un elemento aglutinador expresado en un Pacto y, ¿qué mejor elemento aglutinador que el mandato popular, constitucional y vinculante de 6,4 millones de venezolanos?

Creo que la mayoría de los “chicos”, como dice Mackay, están a bordo o a punto de embarcarse. Ya muchos de ellos han firmado el Pacto y están dispuestos a restearse por la libertad que es la única pelea que unifica y debe importar aquí. Esos son los chicos que nos interesan, los que han firmado un Pacto para la libertad que los une a todos en la misma pelea, porque el resto es secundario. Cualquier elección tendrá que venir después y por eso las llamamos elecciones libres, porque se harán en libertad…

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