Destellos de la memoria (La Banda Municipal “José Eusebio Colmenares”)
“El jarrón da forma al vacío y la música al silencio” George Braque (1882 – 1963) Pintor y escultor francés
Una banda musical está formada por instrumentos de viento y de percusión. Posee una estructura similar a la de las orquestas, siendo su instrumento principal el clarinete en lugar del violín. En Venezuela hicieron su aparición en el siglo XIX con la creación de la Banda Marcial de Caracas la cual empezó a interpretar música popular en las plazas de la capital. Esto hizo que, con el tiempo ese prototipo, fuese replicado en diversos municipios del país y se fundaran bandas similares que difunden la música típica.
Fue el inicio del género conocido como retreta. Las modernas bandas municipales tienen una estructura más parecida a las agrupaciones bailables, en las cuales el sousafón o el helicón son sustituidos por el bajo eléctrico. Explicación, como introito, que tomo de información publicada en Internet para escribir acerca de nuestra Banda Municipal. Es una forma de dignificar a nuestros olvidados y poco valorados músicos de la ciudad. Ellos, aunque algunas autoridades los ven con desdén, cumplen una función que casi nadie estima en su justa dimensión. Esas agrupaciones tienen un valor intangible.
En el año 1955, los músicos José María “Chemara” González, Antonio Birriel, Antonio Barón, Misael Amarista, Cosme Villarroel, Carmito Gamboa (padre del eximio concertista de cuatro, Prof. Hernán Gamboa), y Tobías Álvarez, entre otros, se convocaron a una reunión con la única intención de dotar al pueblo de El Tigre de una banda musical a imagen y semejanza de las existentes en otras ciudades de Venezuela.
Ese mismo año fundaron La Banda Municipal del entonces Distrito Simón Rodríguez. Luego, en memoria de uno de sus integrantes, el primero que fallecía formando parte de la agrupación, la bautizaron con su nombre “José Eusebio Colmenares”. Esa banda municipal, agrupación sin fines de lucro y organizada con instrumentos de los propios músicos para difundir nuestra música típica en la Plaza Bolívar y fiestas populares, tomó cuerpo, se hizo conocer y logró por parte del ayuntamiento local, el reconocimiento como Banda Municipal oficial. Memoria contra el olvido.
En las primeras del cambio, sus actuaciones fueron animando en la tarde de los domingos la tradicional retreta en la Plaza Bolívar. En ese entonces asistía una gran cantidad de los pobladores del incipiente y bucólico pueblo de El Tigre. Eran presentaciones a motu proprio y las ejecutaban altruistamente. Empero, con el paso del tiempo, lograron un exiguo subsidio del Concejo Municipal, el cual, apenas les alcanzaba para pagar el transporte y llegar al sitio donde las autoridades municipales de turno los requirieran para abrir y cerrar oficialmente los actos patrios y, las ceremonias oficiales. “Apertura, del acto con las gloriosas notas de nuestro himno nacional, participaba el maestro de ceremonia y, al final cierre del acto con las no menos gloriosas notas del himno de nuestro estado Anzoátegui”. Es el protocolo oficial.
En el añito que me correspondió el honor de presidir el Concejo Municipal, el viejo amigo y siempre bien recordado Misael Amarista (+) me pidió cordialmente una reunión con ellos, a la cual asistí gustosamente. En esa tertulia me solicitaron que les cancelara el exiguo subsidio (tenían más de 2 años que no les pagaban) y en la medida de las posibilidades les aumentara un poco los estipendios. Inmediatamente tomé cartas en el asunto y cumplí con sus justas peticiones. Hay testigos de esos hechos. La verdad sea dicha.
En el transcurso del año 1988 observé, en los actos oficiales los cuales me correspondían presidir, que el uniforme con el cual hacían sus presentaciones, estaban prácticamente deshechos, deshilachados y descolorados. La vestimenta Había pagado con creces su tiempo de vida útil. Esa dotación se las había hecho el Concejo Municipal en la década del 1960.
Al concluir un acto oficial tomé la iniciativa, los llamé y les ofrecí dotarlos de un nuevo y moderno uniforme. Les consulté dónde podía cotizarlos, adquirirlos y cuál modelo y color me recomendaban. Con la seriedad que lo caracterizaba, don Misael Amarista, me respondió. ¡Al fin! un Presidente Municipal nos da un trato digno y sin pensarlo dos veces, me respondió. “Un traje como el que usted carga y de ese mismo color”. En ese momento lucía un traje marca Montecristo de color azul eléctrico, para la solemne fecha. Cuente con eso. Le di mi palabra.
Ese mismo día, hice contacto con mi compadre Luís Fermín que vive en Caracas le solicité el favor de que fuese a la Montecristo y solicitará la cotización. Con gusto accedió, una vez le aseguraron los trajes, les solicité las tallas, las enviamos, los confeccionaron, los cancelamos con cheque de gerencia a la tienda Montecristo, ubicada en Sabana Grande y me los envió por Aerocav. Era la primera vez que les sustituían los viejos uniformes desde la fecha que habían fundado la Banda Municipal. No tengo noticias de que lo han vuelto hacer pero considero que es tiempo. Es justo y necesario.
Recordar es vivir. Este maravilloso episodio lo relato a propósito de que, hace pocos días, el amigo Juan Martínez, jefe de redacción del desaparecido diario Antorcha me regaló una foto, que fue tomada por el fraterno amigo y siempre bien recordado Pedro Emilio Rojas Vargas “Pejas”, el 14 de noviembre de 1988, al concluir la sesión solemne en honor de José Antonio Anzoátegui, día del natalicio del héroe epónimo de nuestro estado. Esta gráfica la hicimos a petición de los miembros de la Banda Municipal que en ese momento estrenaban el nuevo y moderno uniforme los cuales, también, incluyeron las camisas y sus respectivas corbatas. Pinta completa.
En esa toto del recuerdo, que ilustra esta crónica, aparezco con los integrantes de la Banda Municipal, presentes en ese momento, Julio Almeida, Cosme (Cosmito) Villarroel, Giovanni Carbonara, Tobías Álvarez, el nuevo integrante e hijo de Misael Amarista, Alberto (Beto) Amarista, Luís González, Juan Salcedo y Misael Amarista, que fungía como director. Una agrupación integrada por ciudadanos abnegados, nobles, dignos, virtuosos, de larga y dilatada trayectoria en el concierto de las historias urbanas de la ciudad. Honor a quien honor merece.
La historia musical de nuestro municipio “Simón Rodríguez” lleva el sello indeleble de estos humildes, pero muy dignos, honestos y responsables ciudadanos.
Las verdades históricas no se deben falsificar y siempre hay que tenerlas vigentes, para que las nuevas y presentes generaciones las conozcan y reconozcan.
Ellos desde el año 1955, llenaron un gran vacío y le colocaron notas musicales al silencio del pueblo. Nosotros, desde estos humildes destellos, hacemos un pequeño esfuerzo, por recrear, en la memoria de los vecinos, estos hechos y personajes, con la firme aspiración de que, cuando nuestros eximios cronistas, investigadores e historiadores del pasado y presente, de esta pequeña urbe, que nació al calor del oro negro, el 23 de febrero de 1933, decidan escribir la verdadera y autentica historia, los incluyan en el disco duro de nuestra memoria histórica. ¡Vale la pena!
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