¿Megaelecciones?
Hubo un tiempo en que los venezolanos votábamos cada cinco años. Lo hacíamos con dos tarjetas: una grande y otra pequeña. La tarjeta grande era para elegir al Presidente de la República. La tarjeta pequeña tenía unos poderes mágicos. Bastaba con depositar esa tarjeta pequeña en la urna electoral y usted estaba eligiendo cosas tan disimiles como senadores y diputados al Congreso Nacional, diputados a las Asambleas Legislativas (que era como se llamaba a lo que ahora denomina Concejos Legislativos Regionales) y también se elegían a los concejales que iban a ocuparse de los temas municipales. Los gobernadores de estado eran designados por el Presidente de la República. Los gobernadores eran funcionarios de la libre designación y remoción del Jefe del Estado. Los Alcaldes simplemente, no existían. Había un Presidente de Concejo Municipal que duraba un año en sus funciones y era elegido por los concejales.
El método era bastante elemental y primitivo. Votar por la tarjeta chiquita era un acto de confianza en la sabiduría de las direcciones de los Partidos Políticos que era quienes tenían el encargo de hacer las listas de senadores, de diputados nacionales, de diputados regionales y de concejales. Hay que reconocer que con ese método tuvimos parlamentarios tan distinguidos como Arturo Uslar Pietri, Gonzalo Barrios, Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Luis Herrera Campíns, Pompeyo Márquez, Raúl Leoni y muchos más. No quisiera invitar a hacer comparaciones con los parlamentarios de ahora.
Un creciente reclamo del mundo académico y de la sociedad civil nos movió a algunos parlamentarios a trabajar por lograr dos objetivos: separar las elecciones y personalizar el voto. Propusimos separar las elecciones para que el electorado tuviera una conciencia más clara de lo que estaba eligiendo. Así proponíamos que en una fecha se eligieran los órganos del poder nacional: el Presidente de la República y el Congreso Nacional. En otra fecha los órganos del poder regional, o sea, gobernador de estado y asamblea legislativa y finalmente proponíamos la creación de la figura del Alcalde a ser elegido en otra fecha junto con los integrantes del Concejo Municipal.
También propusimos la personalización del voto. Es decir, que los electores supieran por quien estaban votando y no solo votaran por el color de un partido político sin tener conciencia de a quien se estaba entregando esa confianza y esa responsabilidad.
Observo que ahora se pretende volver al viejo sistema elemental y primitivo de acumular todas las elecciones en un solo acto y en una sola fecha.
Seguiremos conversando.
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