La exigencia del pueblo: Unidad

Opinión | enero 15, 2021 | 6:16 am.

«La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino» Simón Bolívar

Los que estamos en permanente comunicación con la gente; los que colocamos el oído al clamor popular; los que escuchamos y ponemos atención al reclamo, critica y sugerencias del pueblo con mucha consideración, respeto y sin entrar en diatribas estériles y mucho menos montar en cólera, creemos oportuno hacer algunas reflexiones de lo que son las sugerencias y exigencias más recurrentes que se le hacen al liderazgo nacional, estadal y local.

La gente aspira reconocimiento y rectificación de los errores cometidos. Que se proceda con sinceridad a un profundo análisis y honesta autocrítica que conduzca a un camino definitivo dónde de pueda lograr la ansiada, anhelada y necesaria unidad, para avanzar y lograr el objetivo supremo de devolverle a Venezuela su libertad, democracia y el camino al progreso ¿Es mucho pedir?

Es tiempo, nos dicen y repiten hasta la saciedad, de sacrificar cualquier ambición, aspiración y búsqueda de cualquier posición individual o de grupitos en aras del objetivo general y supremo. No nos creamos dueños absolutos de la verdad y mucho menos mesías. El liderazgo tiene y debe ser colectivo, con conducción política y con una estrategia prístina. Primero lo primero y primero está la patria. Hay que demostrar grandeza de espíritu.

La gente nos expresa con angustia que, los líderes políticos a todos los niveles hablan y se comprometen a trabajar para construir la unidad, pero no pasa de ser manifestaciones de buenas intenciones, la cuales quedan en el aire y nunca se concreta. El pueblo, en ese escenario, no haya en quien creer, se acrecienta el desconcierto y las esperanzas se van extinguiendo como una paveza. No perdamos de vista la realidad.

Es una situación delicada la que se expresa en la calle. El pueblo sobreviviente y sufriente, el que está atrapado y sin salida en medio de esta hecatombe económica, social y humanitaria, exige al liderazgo nacional, regional y local, un cese de las hostilidades, la creación de un clima adecuado para una comunicación inteligente, que permita lograr la ansiada unidad. La gente ya no pregunta, cuándo salimos de esto sino cuándo se ponen de acuerdo y se unen para salir de esta desgracia. Es angustiante y desesperante.

Creo importante decir entonces: vamos a estar de acuerdo y entender que también que podemos estar en desacuerdo, pero los desacuerdos estamos obligados a discutirlos para buscar puntos coincidentes los cuales nos permitan acordarnos y unificarnos en el objetivo supremo y no es otro que recuperar para el país la libertad, democracia y el rumbo al progreso. Nunca está demás recordar la vieja y sabia sentencia de que «En la unión está la fuerza» Las cosas por sabidas, algunas veces, se olvidan.

En la unidad nadie es indispensable, pero nadie sobra. Todos somos necesarios. Vamos colectivamente con desprendimiento, sin ambiciones personales y grupales, con humildad a ponerle un poco de corazón, buena disposición y trabajar unidos, en un solo haz de voluntades, por Venezuela. ¡Vale la pena!

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