Pinceladas del futuro
Por estos días tuvimos el privilegio de asistir a una de esas buenas videoconferencias que están tan de moda. Tomamos nota de algunas cosas que nos parecieron interesantes y van de seguida.
El sistema educativo venezolano está vuelto añicos. Las escuelas semidestruidas, sin servicios básicos de agua, sin electricidad ni sanitarios. Sin transporte por falta de gasolina. Sin maestros pues o se fueron o tienen que dedicarse a sobrevivir haciendo marañas. La educación superior en las universidades públicas sin presupuesto y similares problemas de profesores, alumnos e infraestructura.
Ni siquiera un nuevo gobierno con algo de ayuda internacional podrá con esto y menos con una industria petrolera en el suelo, así que los pocos empresarios que quedan van a tener que, también, meterle el pecho a esta tragedia. En cuanto a las Universidades tendrán que evolucionar y autofinanciarse si quieren sobrevivir. No hay cobres y esa es la realidad.
Sin embargo, a consecuencia de la mala situación, se está desarrollando una enorme ola de creatividad en la sociedad.
A falta de empleos, muchos se organizan y crean nuevas ideas y empresas. En general el pueblo ha dejado de esperar soluciones del gobierno y, con eso, se olvida la costumbre anterior de apoyar a los políticos en la esperanza que les resolvieran las cosas. Ese esquema se desmorona y por eso las personas cada vez ignoran más a los políticos. Las soluciones a las economías familiares son cada vez más autónomas, haciéndose menos dependientes del gobierno lo que, curiosamente, es una característica de las democracias sanas.
La explicación del porqué no hemos podido, en 20 años de mucha lucha, vencer a la dictadura se conecta con una sola palabra: corrupción. No solo se trata de los descarados robos del régimen en todas sus organizaciones o del uso de los sobornos para lograr sus propósitos, también se incluyen, empresarios, medios de comunicación, ONGs, políticos de alto rango, todos de apariencia opositora pero que, a escondidas y con disimulo, se relacionan vía corruptelas con el régimen y crean una especie de masa pegajosa que hace de amortiguador en el combate que libran los reales opositores.
Los partidos políticos son imprescindibles en democracia, pero hay que recuperar su imagen y su honestidad. Anteriormente los líderes políticos eran los hombres y mujeres más preparados de cada pueblo y los que más prestigio tenían como hombres y mujeres de bien. Esto se fue perdiendo con el tiempo, pero hay que recuperarlo. Es hora de que gente honesta y preparada se integre a los partidos y ayude a su reconstrucción.
La dolarización en Venezuela ya sucede en la práctica y es un paso inteligente para lograr mejoras importantes en poco tiempo. Para establecer la dolarización formal 300 millones de dólares serían suficientes. Su gran aporte es que desconecta nuestros ahorros de la influencia del gobierno al no poder crear dinero y causar inflación y devaluar nuestros bienes. También simplifica la rendición de cuentas al limitar la acción de los gobernantes a resultados fácilmente medibles.
De seguro habrá otras opiniones frente estas que hemos seleccionado, pero todas parecieran tener un olor intenso a verdad y también nos generan importantes preguntas. ¿Podrán las universidades reinventarse y evitar su muerte por falta de dinero? ¿Podrán los políticos aceptar la necesidad de incluir la honestidad como la regla base de funcionamiento de sus partidos? ¿Podrá la sociedad pararse sobre sus propios pies y ser cada vez menos dependiente del gobierno? ¿Podremos los ciudadanos exigir una sociedad decente? ¿Tendremos como pueblo la fortaleza y paciencia para recuperarnos de la miseria? ¿Podremos luego de reestablecer la democracia, borrar el peligro de volver a perderla?
¡Qué maravilla!, qué oportunidad de oro para hacer, para construir, para mejorar. El haber tenido que vivir en lo malo, de percibir intensamente lo que no debe hacerse, nos otorga la referencia y la guía para hacerlo bien. Posiblemente es la primera vez que un País entero desde los más ricos a los más humildes, incluyendo a los chavistas, tiene la posibilidad de poder cambiar como personas y como sociedad para construir la belleza de Nación que soñamos.
Lo cierto es que el país está en una situación económica similar a la Venezuela rural y pobre de antes del petróleo. Una película por capítulos llena de enredos está en desarrollo. Por lo pronto hay que ocuparse en salir de los déspotas rojos y participar en la Consulta Popular. La enorme abstención a la farsa del 6D de Maduro es un claro mensaje de rechazo. Nuevas ideas empiezan a surgir. La cosa se pone buena.