Las pantomimas electorales también operan como una carnada perfecta para distraer al pueblo sobreviviente y sufriente del proceso de destrucción nacional que adelanta el régimen usurpador y que lo mantiene en medio de esta hecatombe humanitaria. Es una tragedia global. Todos somos culpables.
Vamos a revisarnos. Hagamos una autocrítica sincera y veremos que no todo es culpa del régimen usurpador. Hay que reconocer que hemos fallado. Estamos fallando y de continuar mordiendo las carnadas envenenadas de las farsas electorales, que lanza en el anzuelo el régimen usurpador, nunca saldremos de esta tragedia y mucho menos habrá posibilidad de lograr el anhelado cambio. Es la triste realidad.
En medio de este trágico capitulo de horror hay que recordar la sabia sentencia del benemérito Juan Vicente Gómez cuyo epígrafe encabeza este artículo. Es mi humilde opinión.