Las guerras necesarias
Si alguna lo fuere la presente en Venezuela constituye el mejor ejemplo. Se trata de un país cuya riqueza material y humana es simplemente inconmensurable, y por tal razón asediado, y ahora secuestrado a manos de la ideología más asesina en la historia de la humanidad: El socialismo.
Considerando apenas su clima, posición geográfica y reserva acuífera, es indudable que estamos en presencia de un auténtico paraíso, pero si a ello agregamos sus restantes riquezas animales, vegetales y minerales, cualquier despistado afirmará que esa tierra no existe. Pero no. Se trata de la República de Venezuela.
Bajo tales premisas resultará muy fácil colegir sobre la extrema necesidad de recuperar el orden constitucional en el suelo patrio, empleando para ello todas las herramientas a disposición conforme a la Carta Magna, sin importar costos en tiempo, dinero y esfuerzo, pues se trata de un paraíso que nos fue robado en cabeza de la peor banda criminal que se pueda concebir.
Todos los venezolanos, hállense en suelo patrio o bien en tierra extranjera, cooperadores sí en el restablecimiento pleno del orden constitucional siempre en la medida de sus particulares posibilidades, siéntanse orgullosos de integrar una generación dorada llamada por la Patria a confrontar un desafío de proporciones ciclópeas, al mismo nivel del asumido en tiempos de la Independencia.
Se cuentan ya 18 años desde el 11 de abril de 2002, inicio formal del régimen de facto socialista, junto al genocidio en curso, que le es inherente. Demasiado tiempo, sobremanera para los cientos de miles de venezolanos, víctimas innecesarias de esa ideología del mal, los que ya no podrán mirar la restauración de la democracia; sin embargo el hoy sigue siendo la mejor de las jornadas para esforzarnos con denuedo en pro de la liberación nacional ¡Ni un Paso Atrás! Ora y labora.