La ingenuidad y la honradez en socialismo
Si pretendiéramos extraer alguna ganancia sociológica sobre el genocidio vigente en Venezuela me atrevo a proponer solo un par, a saber: En primer lugar, la extinción de la ingenuidad política como referente digno de consideración a la hora de sopesar tendencias en la materia.
Porque el socialismo criollo, siguiendo sus directrices inhumanas una vez que alcanza el poder, volvió trizas hasta el más ligero atisbo del candor que pudo haber subsistido desde la Venezuela democrática. Desde aquella imborrable estafa en 1998, autoría del aspirante presidencial de entonces, ese que osó negar públicamente cualquier simpatía personal para con la ideología socialista, hasta llegar al presente, ahora bajo el dominio de un régimen político bastión del socialismo mundial acusado internacionalmente del tráfico de drogas continental y símbolo de una violación sistemática de los derechos humanos, ningún venezolano en su sano juicio se deja engañar en política.
En ese intermedio la población venezolana ha sido testigo, y víctima obligada del más grotesco desfile falsario por parte de la clase política nacional, llámese esta socialismo dominante o bien se trate de la dirigencia demócrata nacional llamada sí a confrontarlo, salvaguardando las honorables excepciones de aquellos demócratas criollos que está demás identificar habida cuenta su notable deslinde frente a un entorno irrecuperable.
En segundo término destacamos la honradez. Virtud humana que en la política venezolana adquiere ribetes heroicos, y es precisamente en razón de la pérdida violenta de aquella ingenuidad cuando el venezolano de a pie comienza a comprender, que es solo a través de un liderazgo demócrata, destacado por la honradez, como será posible alcanzar el necesario restablecimiento del orden constitucional, eso sí, haciendo abstracción del tiempo, esfuerzo y capital que se llegare a requerir para tal emprendimiento, habida cuenta la profundidad del abismo. Porque de cierto es que el crimen no paga. Ora y labora.