El socialismo depende de sus esclavos
La tiranía socialista dominante en Venezuela alcanzó uno de sus más grandes éxitos en favor de la esclavitud y el exterminio nacional a través de su proverbial capacidad para envilecer, degradar y desmoralizar al ser humano. Los venezolanos no hemos sido la excepción.
Porque la distorsión de la ética colectiva en nuestro país constituye un problema mucho más grave que el solo tema económico y la inconmensurable deuda social. Se trata que el venezolano promedio ha perdido -así fuere temporalmente- aquel norte moral que permite a los pueblos detenerse ante el abismo, y pasamos a ser instrumentos ciegos de nuestra propia destrucción, tal como lo expresó El Libertador.
Producto de ese envilecimiento ético observamos como un país de 27 millones de habitantes bajo la égida de un régimen de facto acusado internacionalmente como grupo delictivo organizado vinculado al tráfico de drogas, responsable de violación sistemática de los derechos humanos, causante de un genocidio en desarrollo, hecho inédito en el continente americano; que sin embargo todavía cuenta con una nómina de asalariados de ese Estado Socialista, tanto a nivel nacional, estadal y municipal, en todas las ramas del poder público, superior en número a los 3 millones de venezolanos, desde el recién llegado portero de oficina pública, hasta el condecorado funcionario de carrera con 30 años de antigüedad.
El día que todos y cada uno ellos acepten solidariamente que el destino de Venezuela reposa en manos de todos sus ciudadanos, individual y colectivamente considerados, el socialismo tendrá entonces que resignarse con la nómina estatal solo integrada por socialistas cubanos, nicaragüenses y chinos, porque todos los patriotas venezolanos ya seremos la resistencia, artículos 333 y 350 CRBV. Ora y labora.