Liberación de rehenes
En la República de Petrolandia (país ficticio) la realidad golpea con velocidad y fuerza inusitada tal como cabía esperar visto el fundamento de sus vigentes desgracias. El Grupo Delictivo Organizado (un cártel de drogas de corte socialista que domina a esa República hecho inédito en la historia humana) se encuentra a merced de fuerzas extranjeras muy superiores, pero aún insuficientes como para imponer a lo inmediato el restablecimiento de un orden jurídico legítimo.
La naturaleza delictiva de ese régimen le dificulta la gobernabilidad, degradada a niveles solo tolerados en razón de la criminalidad que le es inherente, pues las privaciones a que está siendo sometida la población de esa República impondrían el cambio político inmediato si se tratare de un gobierno ¨normal¨.
Entre las tantas anormalidades recientemente ejecutadas por ese Grupo Delictivo Organizado se cuenta una publicitada liberación de rehenes que en número superior a la centena eran mantenidos bajo secuestro en las mazmorras del socialismo.
Como es típico de ese cártel, pretendían legitimar tal acción disfrazándola con la figura jurídica del indulto, algo del todo improcedente en rigor, pero lo único importante para el socialismo era brindar ante el mundo una imagen de apertura, en provecho de su objetivo superior: Legitimar elecciones parlamentarias convocadas para el mes de diciembre en la República de Petrolandia.
Lo antedicho solo tiene sentido y algo de pertinencia por el hecho cierto de la complicidad existente entre la mayoría de la dirigencia demócrata con el Grupo Delictivo Organizado dominante, situación pública, notoria y comunicacional tan evidente como las nobles excepciones dentro del liderazgo demócrata de ese país, comprometido sí con el trabajo, la ley y el orden, garantía para el sostenimiento de un rumbo cierto hacia la liberación nacional, prevaleciendo siempre ante acciones tan macabras como las referidas. Ora y labora.