La fuerza como solución
Es el caso en la República de Petrolandia. En ese país la única solución para restablecer plenamente el orden constitucional es a través de la fuerza. Pero no cualquier fuerza. Porque se trata de un cártel de drogas dominando a toda una República, caso inédito en la historia de la humanidad, y considerando como fuere que la especialidad de tales grupos delictivos organizados se funda en perpetrar delitos graves a saber: homicidios, secuestros, robos, extorsiones, estafas y fraudes, entre otros, es fácil comprender el porqué de la fuerza.
Nos referimos entonces a la fuerza en sus siguientes variantes: Fuerza en armas, por cuanto solo en presencia de una amenaza real el cártel de drogas dominante llegaría a plantearse el abandono del poder. Fuerza popular: El sostenimiento del gobierno de transición democrática requiere de un apoyo popular ostensible, sin ello cualquier tratativa de reemplazo gubernativo será nugatorio. Fuerza política: Las dos variantes anteriores exigen para la mayor eficiencia en el logro de resultados, el contar con una dirección política calificada, y mejor definida en el rumbo a transitar.
Por paradójico que resulte, la fuerza política es la variante pendiente por resolver en aquella República. No cuentan en la actualidad con un liderazgo en capacidad y disposición de coordinar la acción eficiente de las tres variantes antedichas, por el contrario la persona que funge como el dirigente demócrata internacionalmente reconocido dedica sus mayores esfuerzos bien por acción u omisión, en garantizar la continuidad del cártel de drogas en el poder.
Así las cosas, será necesario que una dirigencia patriota alcance a ocupar la posición de dirección en esa guerra de liberación nacional, antes de pensar siquiera en el derrocamiento del socialismo en el poder. Ora y labora.