Incoherencias y desenlace de la crisis
«En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal» Edward Moore Kennedy 1932 – 2009) político estadounidense
El régimen usurpador convoca elecciones y, nosotros, desde la oposición, pedimos suspensión porque la pandemia y la falta de combustibles no permiten movilización de candidatos y equipos políticos para hacer campaña. En síntesis: no hay condiciones. Nadie en su sano juicio lo puede negar. Es la realidad.
Capriles aceptó participar en las elecciones del 6D, inscribió candidatos y, luego, declara que no está pidiendo votos. Está luchando por condiciones y, agrega que no hay condiciones para celebrar elecciones y, también, solicita suspensión de las elecciones. Sí y no. Muy coherente.
El pacto unitario de la oposición liderado por Guaidó aprobó convocar una consulta plebiscitaria con carácter vinculante ¿Cuando? ¿Vinculante? ¿La del 16J se venció? Y preguntar si el pueblo quiere que cese la usurpación, el gobierno de transición, elecciones libres y, de no lograrse pedir, auxilio internacional ¿Hay condiciones para movilizar al pueblo? ¿Es coherente con la realidad? Percibo cierta desconexión con la realidad.
Lo cierto del caso es que, en medio de este océano de incoherencias, de todos los lados, está un pueblo sobreviviente y sufriente, angustiado, por la profundización de una crisis que avanza a paso arrasador, dejando una estela de muertos por hambre, falta de medicamentos y de mengua y no se observa un desenlace a corto o mediano plazo. La situación es de terror.
La situación se torna tan terrorífica, angustiante y desesperante que el pueblo se siente atrapado, sin salida y con la esperanza, como la gasolina, bien escasa y agotándose. Hay una olla de presión en plena ebullición. O este desastre, se detiene, revierte o esto se lo lleva el diablo. El colectivo no está creyendo en nadie. La política venezolana está mal. Eso es delicado y muy peligroso ¿O no?
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